Si nos preguntan a cualquiera por nuestro personaje de DC favorito, probablemente la respuesta sea uno de los grandes, y para la mayoría, sin duda alguna, el nombre que acudiría a nuestra boca sería “Batman”. Pero si dejamos a un lado a estas “grandes divas”, me atrevería a asegurar que muchos de nosotros, en el segundo puesto, tendríamos a Nightwing. Y es que Dick Grayson, durante sus muchos años de existencia se ha hecho con un importante hueco en el Universo DC.
Dick Grayson fue, como todo el mundo sabe, el primer Robin, e hizo su primera aparición en el Detective Comics 38, allá por 1940, de la mano de Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson. Batman necesitaba un contrapunto para demostrarnos a todos su inteligencia, necesitaba alguien que le diera la réplica, un Watson para el Holmes de la serie. Batman era el cazador silencioso, Robin el duende saltarín que volvía locos a los maleantes con su inacabable cháchara y sus chanzas. Cuando llegó el momento de crear una imagen junior de la Liga de la Justicia, uniendo a los sidekicks de los diferentes héroes principales de DC, Dick Grayson no podía faltar, convertido en el líder de los Titanes. Pero Dick no estaba llamado a ser Robin para siempre. Crecería (cosa que no han hecho muchos personajes del cómic), y comenzaría a discutir con Batman, las disensiones se harían cada vez más frecuentes, hasta que finalmente, Dick dejaría de ser Robin y se convertiría en Nightwing. Y este ha sido uno de los grandes aciertos de la historia de DC, porque Nightwing, mola. Mucho. En dos ocasiones Dick ha sido llamado a cubrir el papel de Batman, una durante la larguísima saga La Caída del Murciélago, y la más reciente, tras la desaparición de Bruce tras Crisis Final y La Batalla por la Capucha, y las dos veces, finalmente, ha vuelto a vestir el uniforme de Nightwing, porque por suerte para todos, Dick Grayson no es Batman. Es alguien diferente, es Nightwing. Y tiene todo lo bueno de Batman, pero añadiéndole habilidades sociales, lo que le convierte en uno de los personajes principales de DC. Es la persona en la que incluso Superman confía, el héroe que puede acudir sin ningún problema a cualquiera de los otros héroes que se mueven por el universo DC, y al que todos van a responder.
Realmente, la misión de Higgins no es fácil, y es que debe continuar las aventuras de un Dick Grayson que ha estado últimamente portando el Manto del Murciélago y convertido en Batman por mano y obra del indiscutiblemente genial Grant Morrison. Ante él, Higgins tiene la tarea de convertir lo que podría ser “un salto hacia atrás”, la vuelta de Dick a Nightwing, y hacer que sea algo interesante e innovador. Y la verdad es que el principio promete. En esta nueva realidad creada tras Flashpoint, Dick tenía dieciséis años y no doce, pero se mantiene la continuidad en la que ha sido Batman hasta poco después del regreso de Bruce. Ahora, vuelve a ser Nightwing y a Gotham, y para su primera historia, Higgins decide darle una vuelta de tuerca más a esta “vuelta hacia atrás” que supone volver a convertir a Dick Grayson en Nightwing, y lo hace yendo aún más atrás, para cimentar su historia en el pasado del personaje, en el Circo Haly, que ha regresado a Gotham, trayendo con él muchos recuerdos para Dick (era el circo en el que ejercía de trapecista junto a sus padres, formando parte de los Grayson Voladores hasta que fueron asesinados en plena actuación por el mafioso Tony Zucco), pero también misterios y la creación de un nuevo enemigo, un asesino de nombre Saiko que parece decidido a acabar no con la vida de Nightwing, sino con la de Dick Grayson, al que por algún motivo, considera el peor asesino de Gotham…
Y seamos serios, con el historial que tiene Gotham, que te consideren el peor de los asesinos, no es demasiado agradable.
Higgins ha decidido tomarse su tiempo para plantear su historia, y en estos cuatro primeros números de la colección que ECC ha reunido en un solo tomo, se limita a ir estableciendo el nuevo status quo del personaje, presentarnos a algunos de los personajes del entorno del Circo Haly y sembrar las primeras pistas sobre lo que nos depararán los próximos números. Y para ello, cuenta e el apartado gráfico con uno de los dibujantes que más ha evolucionado dentro de DC, el brasileño Eddie Barrows, que dio un enorme salto cualitativo en su trabajo desde las páginas de Jóvenes Titanes con Sean McKeever a las de Blackest Night: Superman, de la mano de John Robinson. Y ahora, Barrows nos enseña que su trabajo no ha hecho más que mejorar, aunque no parece que vaya a ser demasiado regular, ya que en este primer tomo, ya tiene que contar con la ayuda de un pictórico Eduardo Pansica y de un Trevor McCarthy cuyo trazo recuerda poderosamente al de Terry Dodson (con lo bueno y lo malo que ello conlleva). Si bien los cambios de dibujante no ayudan a una colección que está empezando, creo que Higgins tiene unas ideas lo suficientemente interesantes como para que tal hecho no pese sobre su trabajo.
¡A ver cómo vienen los siguientes tomos!