Obviamente, con el paso del tiempo, está xenofobia kryptoniana promovida por Byrne, se fue diluyendo con el tiempo, y aunque se intentó por un tiempo incorporar a personajes que anteriormente habían sido kryptonianos dentro del mundo DC sin romper esta norma (Power Girl, con orígenes cambiantes, y la propia Supergirl/Matrix/criatura angélica), al final esta norma no escrita se rompió, y Jeph Loeb (quien si no) decidió recuperar a la Supergirl clásica, a la prima de Superman y devolverla al universo DC. Ocurrió esto en Superman/Batman, y los siguientes años, se demostró que Supergirl había vuelto para quedarse.
Y tanto es así que ha sido una de las colecciones que han formado parte del nuDC. Supergirl ha llegado a ECC dentro de un tomo que incluye los números 1 al 8 de la colección americana, con el nuevo origen de la prima de Superman y su incorporación al mundo posterior a Flashpoint, y los encargados de traerla de vuelta son los guionistas Michael Green y Mike Johnson, y el dibujante Mahmud Asrar. La verdad es que ninguno destaca en lo suyo, y la historia de la llegada de Supergirl es bastante pasable. En este tomo, se nos cuenta como Kara Zor-El llega a la Tierra, sin saber nada de la destrucción de Krypton, aunque a lo largo del tomo, se lanzarán algunas cuestiones a este respecto (las mataplanetas, diseñadas por los científicos kryptonianos y que parecen recordar de cierta manera a Doomsday), y Kara se encontrará con su primo Kal-El, que para ella sigue siendo un niño al que ha dejado en brazos de su madre, Lara.
Supergirl debe hacer frente a su propia ignorancia, a los ejércitos de la Tierra (aterriza en algún punto de la antigua Unión Soviética), a las mataplanetas… y sobre todo, en el empeño que parece que han tenido todos los guionistas de las nuevas 52 de crear nuevos villanos para los primeros números de esta, la aparición de Simon Tycho, una especie de psicópata millonario con mucho de Arcade, decidido a complicarle la vida a Supergirl y que parece que va a dar mucho que hablar de aquí en adelante.