El líder de Podemos, Pablo Iglesias, se estrenó esta semana en el Parlamento Europeo con un discurso en el que lo más interesante estaba justo en la última frase: "el mañana es nuestro".
Un lema que se repite de manera escalofriante en unas de las mejores escenas de esa magnífica película que es Cabaret y que comparto aquí con usted, desocupado lector.
Los extremos comparten épica literaria y ética sin escrúpulos: todos ellos sueña con ese mañana feliz en el que volverá a reír la primavera mientras corren libres los ciervos en el bosque.
No es ninguna sorpresa. Alguien dejó claro en 1934 que el pequeño burgués socialista y el jefe sindical no serán nunca nacionalsocialistas, pero el militante comunista sí...