Nuestra alma no deja de ser un huerto

Por Tupenda

De verdad, conocéos a vosotros mismos. No hay ser más infeliz que el que ha pasado por la vida porque sí, sin motivo, sin aliciente, nada más que quemando día tras día de una mecánica rutina. La rutina -dicen ellos- es seguridad; pero es también aburrimiento, decepción.

No os dejéis atrapar por sustitutos del placer: adicciones, costumbres impuestas. La riqueza debe nacer de vuestro interior. Y para que esa riqueza florezca, debe cultivarse: nuestra alma no deja de ser un huerto. Que sea más o menos productivo depende del cuidado que nos dediquemos a nosotros mismos.

Estudiad. No importa la edad: estudiad, adquirid conocimientos. Si podéis, id a la universidad. Allí está la riqueza intelectual, la diversidad, el viaje, el inicio de la búsqueda. Y si no podéis, leed: con avidez, con desenfreno. Todo lo que podáis, todos los autores, todo.

Y entonces veréis que no hay lugar para la monotonía: la naturaleza se os abrirá como una granada madura ante vuestra mente serena, hermosa y ávida de saber.

Leido en Aventuras en la Palma d’Ebre por Robin


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