Nuestra historia: Tiempo de revisión

Publicado el 24 julio 2018 por Jamedina @medinaloera

El ascenso de Andrés Manuel López Obrador a la primera magistratura del país abre, entre otras cosas, la extraordinaria posibilidad de revisar la Historia de México, haciendo a un lado enfoques oficialistas que la desvirtuaron por lo menos desde tiempos de la Independencia.

López Obrador habla de una cuarta transformación en México, que aún no tiene nombre, pero que ya está en la mente de muchos.

Independencia, Reforma y Revolución fueron los tres grandes movimientos sociales que en los siglos 19 y 20 cambiaron radicalmente las condiciones del país.

No sabemos a ciencia cierta cuál es el alcance de esta cuarta transformación que propone López Obrador, pero sin duda traerá grandes cambios en la vida política, económica y social. Ojalá que esto sea para bien de todos.

Transformar es cambiar visiones
Una cuarta transformación en la Historia de México significa cambiar la visión que de la misma tenemos los mexicanos desde hace siglos, porque a través del tiempo se han tejido infinidad de historias que muchas veces se inventaron para proteger intereses políticos y económicos del momento, sin preocuparse por comprobar que aquello fuera cierto.

Cualquiera puede suponer que por tratarse de un nuevo gobierno de izquierda (aún tengo dudas sobre esta calificación), la revisión de la Historia de México, que obviamente hoy se impone, tendría que cuestionar los posicionamientos históricos de derecha, pero no necesariamente, porque hay que recordar que los extremos se tocan, y cosas que hoy consideramos de derecha podrían resultar favorables a movimientos de izquierda.

Satanizaciones más conocidas
Entrar en más detalles es algo que se contrapone a la brevedad de este artículo. Digamos solamente que hay en nuestra historia ilustres personajes satanizados por cuestiones políticas como lo son Agustín de Iturbide, consumador de la Independencia nacional; el emperador Maximiliano de Ausburgo, en tiempos de la Reforma, y el general Victoriano Huerta, en la época revolucionaria.

Una sociedad que presume de democrática y civilizada no puede condenar a priori a sus personajes históricos; nuestro deber es valorarlos en todos los aspectos, considerando tanto sus buenas acciones como las que creemos que fueron negativas, como lo hacen los pueblos más progresistas del mundo.

En otras palabras, ha llegado la hora de hacer una verdadera revisión de la Historia nacional, apreciando sin prejuicios políticos, económicos o sociales los verdaderos méritos de los protagonistas, de acuerdo a las circunstancias que les tocó vivir. Esto sería acercarnos a la verdad de los hechos, sin distorsiones propiciadas por grupos de interés que, al final de cuentas, como hemos visto, desaparecen como todos.

A cada quien lo suyo
Espero que en esta nueva etapa de la vida nacional pensemos tranquilamente en lo que fue y es nuestro país, sin prejuicios de ninguna naturaleza, dándole a cada quien lo que le toca. México será más grande en la medida en que podamos superar estas diferencias, obviamente circunstanciales. Estamos ante la posibilidad de ajustar la historia a la realidad, algo fundamental en nuestras relaciones internas y externas.

javiermedinaloera.com

Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del lunes 16 de julio de 2018.