El 4 de junio de 1976 la banda de punk Sex Pistols dio su primer concierto en el Lesser Free Trade Hall de Manchester. Solamente acudieron unas pocas decenas de personas, entre las que se encotraban los futuros miembros de Joy Division, Morrissey, Tony Wilson, Mark E. Smith (The Fall) y Paul Morley. A pesar de la escasa audiencia, este concierto es considerado uno de los hitos musicales del siglo XX, y suele establecerse como el pistoletazo de salida para la eclosión del punk en el Reino Unido. De hecho Su relevancia en la historia de la música ha sido reflejada en la película 24 Hour party people y hasta hay el reconocido periodista musical David Nolan lo ha descrito como «el concierto que cambió el mundo». Sea como fuere, lo cierto es que aquel primer bolo de Rotten y compañía precedió a la explosión del punk en Gran Bretaña, y desde entonces la música y, probablemente, la sociedad, no fueron lo mismo.
Algunos os preguntaréis a santo de qué viene esta anécdota musical en un blog como el nuestro, dedicado principalmente al urbanismo, arquitectura, participación ciudadana, etc. Bueno, pues más allá de darnos el gustazo de dar salida a la melomanía de algunos de nuestros miembros, esta anécdota viene como anillo al dedo para introducir algo que nos sucedió el pasado 26 de septiembre en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM). Ese día la delegación de alumnos del centro nos invitó a dar una charla como parte de la Semana cultural que habían organizado. El título era «Arquitecto social. Respuesta a una realidad» e iba a estar dirigida a explicar el trabajo que desarrollamos con nuestra plataforma en general, y el proyecto VdB en particular.
En un principio la charla iba a tener lugar en las gradas aledañas al taller de maquetas, pero debido a las condiciones meteorológicas adversas se trasladó al Salón de actos de la ETSAM (Glup). Lo cierto es que este repentino cambio de ubicación no nos convencía en absoluto, en tanto que la configuración del nuevo espacio que nos fue asignado no permite romper la tradicional barrera entre ponente y escuchantes, coartando la posibilidad de establecer dinámicas más horizontales y participativas en la charla. Al parecer no había otra posibilidad. Este fue el resultado.
Cuando llegamos no había nadie en la sala. Literalmente. Mientras esperábamos a que empezase a llegar gente tratamos de habilitar un streaming, pero nos resultó imposible. No ayudó mucho que no apareciese por allí ningún bedel a echarnos una mano. Así transcurrieron cuarenta y cinco minutos y como seguí sin aparecer gente —bueno sí, un integrante de Canya Viva apareció y se fue para tratar de reclutar público—. Ante un panorama tan desolador, optamos por suspender nuestra intervención. Y fue precisamente entonces cuando aparecieron dos chicas interesadas en escuchar nuestra charla. Total, que decidimos comprar unas cervezas y reunirnos en el patio de la ETSAM para charlar distendidamente con ellas, la delegada de cultura de la da ETSAM y el chico de Canya Viva. Y lo cierto es que no se nos ocurre mejor manera de intercambiar conocimiento ni dar una charla: al aire libre, sentados en el suelo y tomando unas cañas. Además, una de las interesadas era vecina de Virgen de Begoña, lo cual supuso un gran descubrimiento que nos va a permitir presentar el proyecto VdB a gente del barrio que todavía no lo conoce. Por lo que la jugada no nos podía haber salido más redonda.
Estamos seguros de que esta no charla en la ETSAM no cambiará el curso de la historia como lo pudo hacer aquel primer concierto de los Pistols. Ni tampoco tendrá mayor relevancia más allá de una anécdota graciosa que contar a partir de ahora — ¡¿te acuerdas cuando dimos un charla en la ETSAM y no apareció nadie?!—, pero esperamos que las cuatro personas con las que conversamos pueda haberles dado alguna clave con la que plantear nuevas formas de hacer arquitectura, del mismo modo que los asistentes a aquel concierto iniciático de Manchester las pudieron obtener para, posteriormente, desarrollar su propias carreras musicales.
No sabemos si no apareció gente por un fallo de comunicación, por el súbito cambio de espacio, porque nuestra labor no interesa a nadie o porque un título como «Arquitecto social. Respuesta a una realidad» no es lo suficientemente atractivo para los estudiantes de la ETSAM. Poco importa. Lo cierto es que, en cierto modo, esta anécdota y la foto que la ilustra ejemplifica a la perfección lo que es hoy en día la realidad y el papel social del arquitecto en las escuelas de arquitectura: un vacío inmenso.
Al menos siempre podremos decir que una vez congregamos menos público que los Sex Pistols en aquel mítico concierto en Free Trade Hall de Manchester…
A continuación os dejamos la presentación de la charla que nunca llegamos a dar en la ETSAM. Un PDF para una «no-charla».
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