Las enfermedades que atacan a nuestro cuerpo están producidas principalmente al mantener un entorno interior ácido que alimenta las enfermedades de muy variadas formas. Nos dicen que tenemos que tener una dieta sana. Pero lo que no nos dicen es donde encontrarla. Hoy por la pasividad de los gobiernos y del propio ciudadano, comemos alimentos envenenados con pesticidas, con productos químicos que han salido al mercado sin control, comiendo productos animales que se encuentran adulterados y cebados con pienso tratado que deja mucho que desear. Y nos ponemos enfermos a pesar de intentar llevar una alimentación correcta. Se olvidan decir que hay que tomar comida sana pero biológica. Claro, aquí cambia todo, hasta nuestros bolsillos. La comida biológica no está subvencionada por el Estado y no interesa. Tomando productos biológicos nuestro cuerpo siempre estaría alcalino y por consiguiente las enfermedades no aparecerían. Con ello muchos negocios se hundirían y no interesa. Eso sí, muchos jefes de Estado tienen sus propios huertos biológicos y de esta forma comen comida sana. Pero la biológica sólo está permitida para los ricos por tener un alto coste. Los pobres, aún sabiéndolo los jefes de estado y muchos ricos que sólo toman productos biológicos, sólo tenemos derecho a comer productos contaminados, es decir, a tener nuestro cuerpo ácido, abono para todo tipo de enfermedades. También nos topamos con la especulación de los productos biológicos por parte de muchos sectores que trabajan en este campo. Se aprovechan de la situación y elevan sus productos hasta límites abusivos, como un kilo de tomates a 5, 50 euros.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)