Our Lady of Darkness
Fritz Leiber
Traducción de Rafael Marín Trechera
Editorial Pulp Edicioness - Colección Avalón
188 pp
Argumento
Franz, un escritor y guionista que ha perdido a su mujer y vive en un apartamento de San Francisco, tiene en su poder un extraño libro titulado "Megapolisomancia", escrito por Thibaut De Castries, en el cual se habla de las entidades paramentales que originan las ciudades modernas... Franz empieza a ver cosas desde la ventana de su cuarto. En la vecina colina de Corona Heights se mueven extraños entes...
Comentario
Este libro, que se supone un clásico de la fantasía o terror o como se le quiera llamar, es bastante aburrido, lento y sin acción. A pesar de su corta extensión parece que le sobran muchas páginas, y que en lugar de novela podría haber sido con mucho más tino un relato largo. La idea era buena, aunque está bastante mal explicada. Y el título lleva a engaño. Este, por cierto, lo saca el autor de una cita de Thomas de Quincy, que es lo mejor del libro: "No lleva ninguna llave, pues aunque aparece rara vez entre los hombres, derriba todas las puertas en las que se le permite entrar. Y su nombre es Mater Tenebrarum, Nuestra Señora de las Tinieblas". La cita es más extensa, y en ella se habla de las Tres Madres de la Pena, criaturas extrañas creadas por Quincy.
Leiber, en lugar de profundizar en la mitología de estos seres, nos suelta un montón de rollos acerca del autor de la Megapolisomancia, cuya filosofía y significado nunca quedan muy claros. Tampoco explica de un modo comprensivo y convincente la naturaleza de lo paramental ¿Qué es? ¿Cómo se genera? ¿Por qué? ¿Quién? etc.
El libro es muy metaliterario. Se hacen alusiones y citas continuas a clásicos del género como Lovecraft, Clark Ashton Smith y similares, a los que convierte en personajes de la historia por su supuesta relación con De Castries. De hecho, el mismo relato de Leiber parece un homenaje a estos autores, con la idea del hombre que encuentra un libro "maldito" y de las consecuencias que de ello se derivan.
Uno de los peores defectos es que cuando se transcriben partes de la Megapolisomancia no se entiende nada. Están redactados en un estilo confuso, y lo cierto es que no aportan mucho a la novela. Cuesta leerlos.
El caso es que no está mal redactado fuera de estas partes. Incluso en los primeros capítulos se lee con agrado, casi como si fuera un libro mainstream.
El autor describe los sentimientos del protagonista, su soledad, sus relaciones con los vecinos, especialmente con la vecina Cal, los caseros peruanos, de un modo casi de novela realista. Sin embargo, conforme vas avanzando en la lectura y ves que el autor divaga sobre las visiones de Franz desde su ventana, en que ya da por hecho que le asedian criaturas paramentales, sin explicar el hecho, etc, vas perdiendo el entusiasmo. El final es realmente lo peor: acelerado, confuso y malo, casi tontorrón en su ingenua resolución. Hay bastantes escenas repetitivas sobre todo las relacionadas con las inspecciones de Franz sobre el Corona Heighs con sus binoculares.
Una pena, porque como digo al principio, el tema daba mucho más de sí. Además, el libro tiene un aire como hippie un poco pasado de moda. Es curioso que los autores "homenajeados" como Lovecraft resulten mucho más interesantes y actuales.
Nuestra Señora de las Tinieblas es soso y te deja como si no hubieras leido nada nuevo. Carece de fuerza, aunque la idea de esas criaturas de la pena, de esa Señora de las Tinieblas resulta inquietante. Dan ganas de leer el libro de Quincy...
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