Nuestra Señora del Silencio nos enseña a escuchar la voz de Dios

Por Joseantoniobenito

  Amigos, les comparto una bella imagen y la introducción de una preciosa charla enviada por mi amigo Jesús Amado. Que la disfruten y ¡silencio! se vive.   En la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, tan vinculada a la vida de Abelardo y a los primeros años de la Cruzada tras salir del Hogar, se encuentra anexa la parroquia Santa María del Silencio. La imagen que preside esta parroquia es la siguiente: Vemos la Virgen, que sobre su brazo derecho y apoyado en su hombro, sostiene a Jesús Niño —el cual parece querer hablarnos—, mientras Ella, con su dedo índice izquierdo cruzado en la boca, hace ademán de pedir silencio, recordándonos así que para escuchar la voz de su Hijo es necesario un "silencio interior" semejante al de María, según nos cuenta el Evangelio que nos dice cómo "María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón" (Lc 2,51). Expresamente me acerqué a dicha parroquia para ofreceros en forma de estampa dicha imagen.

   Contemplemos esta imagen de «Nuestra Señora del Silencio» y acojamos su mensaje, tan actual y oportuno en estos tiempos de músicas, ruidos, sonidos y bullicio imaginativo. Cada vez es más ensordecedor el alboroto de esta cultura que parece buscar refugio en el ruido, como evasión, frente a tantos problemas de la vida. No cabe duda que estamos en una sociedad bulliciosa y agitada, envuelta en el ruido de vehículos, máquinas, timbres, altavoces, radio, televisión, fax, teléfono, móviles, músicas. Muchos llevan casi permanentemente auriculares, como huyendo del silencio. ¡Y cuántos encadenados literalmente al móvil!

   Pero el silencio es necesario. « ¡Alto! Para. Mira. Atiende. Escucha». «Nuestra Señora del Silencio» nos invita a descubrir el valor del silencio en la vida humana y en la cultura cristiana. Nos invita a vivirlo y a defenderlo, a caer en la cuenta del peligro que conlleva el ruido incesante. De hecho, muchos están como anestesiados por el ruido que nos circunda. El abuso, el mal uso, como en todo, perjudica. Dice San Agustín: «mi mayor iniquidad es dejarme esclavizar por lo que debo solo usar».

   El mensaje de «Nuestra Señora del Silencio» va más allá. Nos recuerda que «hay otro silencio, otra sordera, de la que la humanidad también debe curarse, o mejor dicho, de la que debe ser salvada: la sordera del espíritu, que levanta barreras cada vez más altas frente a la voz de Dios y del prójimo, especialmente ante el grito de socorro de los que son los últimos, y de los dolientes, sordera que encierra al hombre en un egoísmo tan hondo como aciago», dice Benedicto XVI.

«Nuestra Señora del Silencio» con ese gesto tan típico nos quiere decir que aprendamos a callar. Miremos a Jesús Infante que ella nos muestra como maestro en su Cátedra. El silencio que Jesús enseña es «la ciencia de saber hablar bien». Este Jesús que hace hablar al mudo y oír al sordo, es el mismo que hace callar al viento huracanado y enmudecer al mar alborotado. "¡Calla!¡Enmudece!" (Mc 4,38). Y es que hay tiempo de hablar y tiempo de callar.

«Nuestra Señora del Silencio» para enseñarnos que no solo hay un silencio de labios, sino que también hemos de velar por el silencio de ojos (afán de noticias, curiosidad malsana, "No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír" - Eclesiastés 1:7) y por el silencio de imaginación (caballo desbocado y sin freno en los momentos de crisis y desorientación, cualidad que

--
http://jabenito.blogspot.com/
Celular: 993520965; UCSS: 5338002-239 ¡Todo lo puedo en Aquél que me conforta!