Nuestras compañeras las flores

Por ArÍstides



QUIEN NO COMPRENDE UNA MIRADA TAMPOCO COMPRENDE UNA EXPLICACIÓN. Proverbio árabe

El Sol saldrá a las 5,59h. y se pondrá a las 18,07h.

Hace tiempo que deseo escribir sobre flores; pero como parece que el panorama no está para echar pétalos al paso de las carrozas, me ha parecido oportuno acordarme del joven Narciso que se convirtió en flor después de languidecer viéndose el rostro sobre las aguas del lago. Desde entonces, el ser humano ha convivido con éstas, hasta el punto de hermanarnos con los lechos mortuorios del hombre del Neanderthal.

Mientras los egipcios utilizaban la flor de loto como adorno en festividades y banquetes, los escribas de la época usaban los papiros para trasnmitir su cultura. Por su parte, los arquitectos usaron las paredes como elementos decorativos elaborados con motivos florales. De la misma manera el rey Nabucodonosor, según cuenta la leyenda, mandó reproducir el mundo vegetal en los jardines colgantes de Babilonia.

Más tarde los griegos, amantes de los mitos, decidieron que Clotis sería la diosa de las plantas y madre de la primavera. Idea que recogieron los romanos (eran unos copiones) para establecer que la nueva disosa se llamaría Flora en representación de los jardines y vergeles. Por su parte, los aztecas en su códice Badiano, recopilaron un herbario en el que resaltaban las cualidades aromáticas y curativas de algunas flores.

En la Edad Media las plantas adquirieron gran importancia simbólica. Es en ese momento cuando, de la mano de los árabes, se produce el gran trasvase del conocimiento sobre las mismas entre Oriente y Occidente. De hecho, durante el imperio Turco se produjo la Época de los Tulipanes, que por supuesto, se festejaba en los jardines del palacio Tockapi. Pero quienes más chispa sacaron a las flores fueron los románticos. Fueron ellos quienes las asociaron a los estados de ánimo y quienes como nadie se hiceron eco del lenguaje floral.

Ya antes (siglo XIV) habían surgido en Francia los Juegos Florales y los reyes de toda Europa habían adoptado algún tipo de flor (Lis , Rosa…) en sus escudos nobiliarios. No hizo falta que pasara mucho tiempo para que grandes pintores como Jean Brueghel o Rubens pintaran lienzos con guirnaldas o grandes bodegones. Siendo, no obstante, Van Gogh quien al pintar los Girasoles elevara la pintura floral a sus más altas cotas de popularidad.

En la actualidad su belleza se halla vinculada, en primer orden, con la vida y la luz. Su aroma y belleza nos ha acompañado en nuestro pasear por el planeta y mientras para unos es símbolo de fecundidad, otros encuentran su sentido en el día de la Rosa (Sant Jordi en Catalunya) o en las procesiones del Corpus Christi. Y por último, uno se pregunta cómo no van a ser las flores el mejor regalo de los enamorados si ellas también se aman entre sí.