Nuestras emociones durante la pandemia

Por Yolanda Pérez @eclipse_elche
YOLANDA 14 abril, 2020 Psicología en general No hay comentarios

Un día cualquiera de pandemia en tu casa…

Hoy es uno de esos días, para ser exactos, día 27 de mi propio confinamiento. En 27 días he salido a la calle dos veces. Las dos veces que he salido, he ido a comprar comida. Soy de las que se han esforzado por salir lo menos posible. Tan poco he salido que cuando he ido a por la compra, todo pesaba demasiado para traerlo yo sola pero con esfuerzo lo he traído. Tenía un poco de ansiedad para salir a la calle. No tenía mascarilla, ¿será obligatoria y no lo sé? Llevo unos guantes que tenía por ahí tirados y que no usaba hace mil años para fregar los platos. Sí, guantes de esos de vinilo que tenía para que al fregar no te rompas las uñas y que total luego no los usaba porque las uñas no se rompían pero los platos sí porque se resbalaban. Nunca pensé que esos guantes ahora serían tan útiles. He visto que sólo me quedaban dos y que apenas venden porque se agotan, con lo que tendré que lavarlos después de usarlos o quizá usar los que hay en la frutería de la tienda. Lo que antes no servía, ahora vale un mundo. Sacar la basura no convalida como salida a la calle porque el contenedor está a 5 metros de mi puerta. Sales a la calle con los guantes, la ropa que te pones para ir y que lavarás conforme llegues, desinfectando todo lo que usas, mirando donde tocas y donde no tocas. Aunque eres afortunada conforme está fuera la situación. Eso sí Sales a la calle como si fueras un ladrón o si estuvieras haciendo algo mal. Nunca me había sentido tan rara en la calle. Me siento triste en la calle. No hay ruido. No hay nadie. No hay coches. No hay ni siquiera luz aunque es primavera. Hoy es uno de esos días que las emociones se te vienen abajo. Da igual que seas psicóloga, da igual lo fuerte que seas y da igual lo consciente o inconsciente que seas de todas tus emociones. Hoy es uno de esos días que piensas tantas cosas. ¿Cuánto durará esto? ¿Cuándo se acabará esto? ¿Qué pasará cuando se acabe? ¿Cómo será todo después de la pandemia? ¿Seremos mejores personas o las mismas? Pasas el día haciendo cosas, distrayéndote, ocupando tu tiempo, intentando ser útil pero no, no todos los días tienes las mismas fuerzas. En procesos de duelo es normal que pase esto, sí. Ha pasado el día y como todos he salido al balcón a aplaudir, a las 20h, sí, que recordamos que todas las personas ciudadanas nos unimos a esa hora en los balcones como muestra de agradecimiento a las personas que están trabajando en la calle cada día y sobre todo a los sanitarios que se esfuerzan. Hoy es un día que mientras escribes se te cae alguna lágrima. Lágrimas porque te has asomado al balcón y has visto pasar a tres coches de policía con las sirenas puestas. La calle vacía y los coches de policía desfilan uno detrás de otro mientras todas las personas aplaudíamos en nuestros balcones. Los coches sólo ponen sirenas para animarnos y unirse a nosotros. He visto asomar por la ventana del coche de policía, la mano del copiloto de policía que la ha sacado con un guante blanco saludando hacia arriba a todos los balcones. No somos conscientes de lo que pasa hasta que te paras a pensar bien. Cuando te fijas en los detalles y en las pequeñas cosas te empiezas a dar cuenta de la gravedad de la situación. Los coches de patrulla van lentos con las sirenas puestas. ¿Qué contradicción verdad? Normalmente estamos acostumbrados a ver un coche de policía con las sirenas puestas corriendo, deprisa, saltándose un semáforo en rojo porque tienen que ir a ayudar a alguien o detener a otros, unos coches detrás de otros atascados para dejar pasar a la policía que viene corriendo detrás porque algo pasa y parece que se acaba el mundo….Y hoy, precisamente hoy, que el mundo sí se ha parado y parece que se acaba, los coches de policía van lentos con las sirenas puestas. ¿Es curioso, no? Y también emocionante.

Hoy es uno de esos días…

Hoy es uno de esos días que miras a tus vecinos de los edificios, de enfrente, de la derecha, de la izquierda, de abajo y te saludan y sonríen como diciendo ‘ánimo’, hoy es uno de esos días que tu familia te llama por videollamada y os veis todos emocionados de sentir que no os podéis ver cuando queráis. Hoy es uno de esos días que piensas, si le pasa algo a alguien que quiero no voy a poder ni despedirme de ellos. Hoy es uno de esos días que piensas en toda esa gente que no se está pudiendo despedir de sus seres queridos. Casi 18.000 muertos en España. Se dice pronto. Hoy es uno de esos días que te dicen que las cifras ya no son de 600 muertos, que son 500 y algo. Hoy es uno de esos días que ese mensaje te suena frío porque qué diferencia hay entre 500 ó 600 cuando todo suma y todo resta. Hoy es uno de esos días que piensas qué día es y lees ’13 de abril: día internacional de beso’. Hoy es uno de esos días que no tienes a nadie a tu lado para poder besar. Hoy es uno de esos días que ves que la vida se acaba y se va y que estamos aquí de paso. Hoy es uno de esos días que las emociones están abajo. Hoy es uno de esos días que piensas más que nunca que precisamente por eso, vale la pena vivir y hacer lo que uno quiere sin importarnos tanto lo que pasará mañana porque mañana no sabemos si será uno de esos días que será el último. Hoy es uno de esos días que cogerías los deportivos y te irías a correr al aire libre pero no puedes. Hoy es uno de esos días que te das cuenta que ya valorabas la vida pero que te gusta vivir y quieres salir a vivirla. Hoy es uno de esos días que he bajado la basura y aunque sólo haya unos metros al contenedor, te ha venido bien para ver la calle, el silencio que habita en ella, las luces en los balcones, el ruido de tus pasos al andar. Hoy te das cuenta que salir al contenedor sí convalida tiempo. Hoy es uno de esos días que te preguntas cuándo acabará todo esto. Hoy es uno de esos días que te das cuenta de que son muchas las personas que te rodean cada día pero pocas las que te quieren de verdad y se preocupan por ti. Hoy es uno de esos días que no te sientes conectado con el mundo y todo te parece ajeno. Sientes que la vida va rápido de verdad, pero de verdad. Sientes que tu vida está en tu interior de verdad. Te pones a pensar y te das cuenta que con quien más hablas es contigo mismo a cada segundo. Hoy es uno de esos días que te das cuenta que prima más lo superficial del día a día que lo profundo. Hoy es uno de esos días que miras por la ventana, ves las noticias, y ves a la gente con mascarilla, si es que ves a alguien. Todo te parece ajeno. Ajeno a ti, ajeno a la vida, ajeno…Simplemente ajeno. Hoy dicen que la vacuna podría llegar en septiembre pero plantean que quizá un año como mínimo. La incertidumbre forma parte de estos procesos y la ciencia también forma parte de este proceso. Estamos todos dentro de un proceso de transformación: científicos, médicos, basureros, limpiadoras, profesores, abogados, políticos…Todas las personas estamos dentro de un proceso de transformación. Esto es un duelo en toda regla.

Pandemia como proceso de duelo

Es un proceso en toda regla que va variando en sus etapas. Las emociones oscilan. Todos, absolutamente todas las personas, antes o después pasaremos por este proceso de duelo. El proceso de shock, de impacto, de no creer lo que está pasando. Ese proceso lo vivimos los primeros días y semanas, y no sé si hay alguna persona que aún esté en esa fase…Recordemos que cada persona es un mundo aunque ahora mismo estemos en el mismo mundo y con la misma situación, cada uno actúa como puede o sabe. Este proceso de shock lleva a continuación un proceso de negación donde no nos podemos creer lo que está pasando. Y una vez que ya te lo crees, pasas a otras fases y cuando menos te lo esperas vuelve para ‘atrás’. Ojo, para atrás no significa que no avances sino que varían las emociones y varía el proceso. Es normal. La negación. No te lo puedes creer. Por eso hay gente que aún baja a la calle y es multada porque no se creen la importancia de quedarse en casa, la incredulidad forma parte de este proceso. Luego están los que les gusta fastidiar, los que no piensan en los demás o les da igual todo. Pero de esos habría que hablar en otro libro que se llamaría ‘Hay personas que no cambian nunca’ y el libro tendría una página sólo porque pondría en el resumen lo mismo ‘Hay personas que no cambian nunca. Fin’. Pero hablamos de los que no se dan cuenta, no lo piensan o niegan lo evidente. Una vez que estamos en esa fase pasamos a la rabia, a la tristeza o incluso culpa. Sí, todas estas emociones están ahí y aparecen. A cada uno a su manera y en su momento. No es cuestión de rechazarlas ni de ir en contra de ellas. Es cuestión de aceptarlas como parte de la vida y de los procesos de cambio o transformación. No es cuestión de que nos resignemos y crucemos de brazos como diciendo ‘fíjate lo que me ha tocado vivir’, pero sí es cuestión de decir ‘esto forma parte de las transformación. Me tomaré el tiempo necesario para sentirlo y luego ocuparme de esas emociones’. Cada uno debe pensar la frase que más le anime y convenza, pero en la línea de la aceptación. Sólo así podremos avanzar y mejorar. Dicho todo esto hoy es uno de esos días donde ves que a las personas no les gusta estar solos, no les gusta sentirse ‘mal’, necesitamos escapar del dolor, del malestar pero no nos damos cuenta de que no existen emociones buenas ni malas, ni positivas ni negativas, simplemente existen emociones que nos permiten vivir cada momento y aprender de ellas. Las emociones están para guiarnos el camino de la vida. No las rechaces. Acéptalas como parte del proceso y de la vida. Tómate tu tiempo para entender qué quieren decirte. Todas las emociones aparecen por y para algo, tienen una función en tu vida. Debes escucharlas y saber deletrearlas y manejarlas. Las emociones están para aprender de ellas, para saber dónde nos encontramos, para guiarnos, para decirnos dónde queremos estar y donde no queremos estar. No podemos negar que los cambios nos hacen sentir algo incómodos e inseguros y con tal de no sentirlos, los catalogamos como ansiógenos y negativos y para reducir ese estado volvemos a la zona de confort donde nos encontrábamos pero, ¿sabéis qué ocurre? Que así nunca cambia nada. Todo sigue estando como estaba y por tanto no podemos avanzar. Para mejorar y sentirnos bien debemos pararnos a pensar, debemos escucharnos, debemos sentir de verdad lo que ocurre en nuestro interior. Debemos detener nuestros pasos. Hoy es uno de esos días, para ti querido lector, que te animo a detenerte y a anotar dónde estás y dónde quieres estar. Tienes más poder del que te piensas para cambiar no el mundo, sino a ti. Hasta hace poco la gente quería cambiar el mundo, quería cambiar a las personas, quería y quiere cambiar lo que ocurre en su entorno y cómo se comportan los demás, pero resulta que ahora es el mundo el que nos ha dicho, ‘queríais cambiar el mundo, pero no, estáis equivocados, el mundo os va a cambiar a vosotros’. ¡Todos en sus casas!

La pregunta es, ¿tú quieres que cambie el mundo o prefieres esperar a que el mundo te haga cambiar? El cambio está en ti, en tu hogar, en tu interior…Dejemos a los demás. Cada uno debe partir desde su propio cambio y así, sólo así, habrá cambios. Cuando nosotros cambiamos, las cosas pueden o no cambiar pero os aseguro que tú cambias la manera de mirarlas y en eso precisamente consiste la psicología.

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