Y no tenemos manera de sustituirlo. Mi hijo tiene una impronta especial con él. Cuando entra en fase de sueño, con los ojos cerrados lo acaricia con las yemas de los dedos: orejas, brazos, nariz,...hasta que se va relajando y se queda profundamente dormido. Si despierta de madrugada a tientas lo busca, llegando a bajarse de la cama o montar un buen escándalo, y después la sonrisa de felicidad por haber encontrado a su amigo. Cada vez que tenemos que hacer un viaje lo primero es revisar la medicación y su peluche. Lo demás es secundario, ya se puede hundir el mundo, que si están juntos todo va a ir bien, sea en Madrid, Melilla o la otra punta del universo.
¿Conoces estos peluches?¿Tienen tus hijos alguno?