Hemos llegado en España al Orwell de 1984, pero al revés. Igual que el Gran Hermano le llamaba paz a la guerra, aquí también se le llama Paz a un satélite para la guerra, pero haciendo hincapié en que no es para la guerra, sino pacifista.
Paz, que entrará en órbita en 2012, vigilará cualquier amenaza que afecte a España. Debieron pedirlo muy convincentemente los militares, pero el Gobierno evita reconocerlo e insiste en que sirve sobre todo para estudiar el calentamiento global, y proclamar nuestro amor a la Pachamama y a las florecillas silvestres.
Nada de prever agresiones o hablar de guerras. Ni mentarlas, pese a Libia y Afganistán porque, como dijo José Bono cuando era ministro de Defensa, “Prefiero morir a matar”.
Mundo adelante ríen este pacifismo de pitiminí. Porque los grandes países que se hacen respetar le llaman a estos ingenios Vigía, Halcón, Águila, Cazador en el Cielo, nombres sonoros que señalen poder, voluntad y capacidad para devastar a quien lo amenace.
Este satélite cobardica es una muestra de la mentalidad dominante, amanerada, feminoide, que no tiene que ver con la energía femenina, o con que la ministra de Defensa sea una mujer.
Es el reflejo de la “Formación del Espíritu Eunuco y Ambiguo” que bombardea a los chicos jóvenes para anularles la testosterona. Hay que hacerlos hermafroditas y pasivos, evitar que sean viriles o machotes, que no es igual que machistas.
Como tampoco tiene nada que ver con lo homosexual, porque Alejandro y César amaban a otros hombres y eran valientes. Se refiere a la medrosa cobardía de quienes carecen de carácter, sua cual sea su opción sexual.
El resultado es esa gente adocenada, los “Revolucionarios del 15M”, que levantan las manos al cielo gritando “Paz, Paz”, como adorando al satélite, y rindiéndose cuanto ven una porra policial. Los únicos rebeldes son unos pocos okupas antisistema.
Este Gobierno con carácter andrógino ha vuelto cursis hasta a los satélites con tanto Talante, Paz, Amor y Pachamama.
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SALAS y los satélites en tierra y volando.