Hay defensores de especies consideradas "peligrosas" muy originales. Y comprometidos. Un claro ejemplo es la modelo subacuática, Hannah Fraser, una sirena capaz de navegar entre tiburones Tigre, junto a la asociación Wild Aid y los Shark Savers, con el objetivo de luchar contra la matanza sistemática de los tiburones.
Hannah afirma que "la primera vez sentí una gran ansiedad, pero poco a poco aprendes cómo funciona su mente y qué es lo que les lleva a atacar". Con amplia experiencia en este tipo de aventura, da pistas para danzar entre semejantes escualos: "No llevaba nada de color claro, ni ninguna pieza brillante que pudieran confundir con un pez pequeño. Me fui ganando su confianza y al final establecí una conexión con ellos... en el fondo les encanta que les toques el hocico".
Recientemente, varios tiburones blancos han sido avistados en zonas costeras de Nueva York y Nueva Jersey. Un pescador capturó un ejemplar cerca de la playa de Rockaway. Apenas una hora antes, vio otro tiburón blanco de un tamaño casi diez veces mayor. Las autoridades indicaron un aumento en la población de dichos seres marinos en las costas neoyorquinas.
En Puerto Rico, los tiburones blancos también han estado merodeando cerca del municipio de Añasco, como explica el alcalde en referencia al testimonio de una ciudadana: "hace dos semanas se estaba bañando con la nieta y como entre seis a siete pies de ellas, se les acercó un tiburón de como tres a cuatro pies. Otra persona que tiene casa también por aquí me dijo lo mismo”.
En España, circula a través de las redes sociales un rumor que ha alterado a más de un bañista, ya que se ha extendido la posible existencia de "tiburones de grandes" dimensiones en algunas playas del litoral de la Axarquía y que "se ha llegado a prohibir el baños en algunas de ellas", pero responsables de Protección Civil de Vélez-Málaga y Algarrobo lo han desmentido.
Recordemos que los "feroces" tiburones actúan por instinto para sobrevivir, su intención no es matar pero como cualquier otro animal necesitan alimentarse. Hay que tenerles el respeto que se merecen, pero no temerles. Prueba de ello son los surfistas de todo el mundo que cada día se lanzan al mar a vivir su forma de vida libremente a riesgo de cruzarse con un tiburón. Saben que la probabilidad existe, pero es una cuestión de suerte, de azar.