Nuestros vecinos

Publicado el 02 marzo 2016 por Airin
Me gustaría escribir sobre esa relación tan rara que tenemos con esos seres seres que habitan bajo nuestro mismo edificio o alrededores, nuestros vecinos. Siempre que nos encontramos con ellos, ya sea en el portal o en el ascensor, pues hablamos del tiempo, del tiempo que hace en ese momento o del tiempo que hará mañana. Si nos los encontramos en el portal o a pocos metros de él, los saludamos, pero ¿si nos encontramos con los vecinos en otro territorio que no sea el portal o alrededores....saludamos o no? Supongo que dependiendo del grado de relación que tengamos, claro está. Pero eso da lugar a momentos de tensión, como de...voy a mirar a otro lado o...voy a hacer como que no te conozco pero sí te conozco pero como no estás en el perímetro adecuado, pues no te saludo. La relación con los vecinos, es preferible que sea buena, a no ser que no te saluden nunca o sean unos bordes, que en cualquier caso, en mi opinión, no merecen ni saludo ni nada.
¿Cuáles son los metros prefijados del portal a la calle para saludar a un vecino que ni fú ni fá?
¿Y que pasa cuando son tus vecinos antiguos? La situación se agrava aún más cuando ambas partes se conocen y deciden no saludarse por que no están en el portal y no se merece la categoría de saludo.
Me parece muy curiosa la relación que se tiene con esas personas que no conoces pero sin embargo viven al lado tuyo. Ya es bien sabido las conversaciones del tiempo, y cuando tienes perro, pues claro, hablar del perro es muy socorrido también.
¿Tenemos que ser siempre políticamente correctos cuando vemos a vecinos fuera de nuestro ámbito y saludarles como si fueran colegas de toda la vida? Pues no. Seamos un poco coherentes. Ellos no nos van a saludar siempre y nosotros no tenemos esa obligación, a no ser que quieras decir hola y que de respuesta obtengas la nada. En ese caso, te sentirás un panoli y querrás no haber saludado nunca.
Hay vecinos y vecinos. Hay vecinos con los que hablas, otros con los que saludas y otros con los que directamente nada de nada.
Ojalá viviera en el monte toda autista para no tener estos dilemas...