Que un banco, y más aún Bankia en particular, haga bandera de los valores de confianza y compromiso tiene el mismo sentido que cuando Mc Donalds nos habla de dieta equilibrada, o las compañías petrolíferas de energías renovables. Pues eso es precisamente lo que ha hecho el banco en su última campaña de publicidad, y para que el absurdo sea absoluto los anuncios añaden dos mesiánicos subtítulos que rezan: “Hemos abierto una cuenta al futuro” y “Todo un futuro juntos”. Desconcertante. Pero servidor, que tiene el defecto de buscar el sentido de las cosas, ha estado tratando de encontrar una interpretación verosímil a esta publicidad. Y creo haber dado con ella.
Comencemos por “confianza”. Su verdadero significado es “con fianza”. Así, de forma subliminal, los clientes van interiorizando el futuro requisito de incluir una fianza para poder realizar cualquier tipo de operación financiera. Y si no, al tiempo.
Con “compromiso” ocurre algo parecido. En realidad quiere decir “compro miso”. En breve la entidad prevé comercializar un fondo de inversión sectorial especializado en materias primas del sureste asiático. En su cartera, el miso, componente esencial de las sopas orientales, tendrá una participación relevante.
¿Demasiado retorcido? Quizás, pero sin duda es infinitamente menos descabellado que Bankia, después de haber recibido más de 4.500.000.000€ de dinero público (unos 100€ por español), pretenda hablarnos de confianza y compromiso en serio. Además, Madrid cuenta con una larga tradición en esto de los juegos de palabras o calamburs. Sin ir más lejos, podemos recordar el mítico eslogan que lanzó la televisión autonómica de Madrid: “Telemadrid. Espejo de lo que somos”. En aquellos momentos la cadena estaba sufriendo un ataque por parte de la presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre. Y la respuesta no pudo ser más contundente: “Telemadrid. Espe jode lo que somos”. La campaña se retiró de forma fulminante, y el canal acabó siendo manipulado por completo, pero el equipo creativo que gestó la frase demostró un ingenio y una habilidad sin par.
Volviendo al anuncio de Bankia, no podemos pasar por alto el súbtitulo “Hemos abierto una cuenta al futuro”. Aunque aquí hay que reconocer un mayor grado de sinceridad. Al fin y al cabo, necesitaban abrir una cuenta para ingresar los miles de millones en ayudas públicas (y los que están por llegar, me temo). Aun así, en los mentideros se rumorea que durante un rato (me refiero al intervalo de tiempo, no al presidente de la entidad), se valoró una frase alternativa: “Hemos abierto un préstamo al futuro”. Sin embargo, la operación fue denegada por el área de riesgos, de igual manera que hacen con todas las solicitudes de créditos.
Por todo lo expuesto, con este anuncio Bankia se posiciona como un firme candidato para ocupar una plaza en el próximo Ranking de publicidad perversa.
En definitiva, el desafortunado anuncio de Bankia es espejo de una entidad que va a la deriva. Y es que nadie confía en la viabilidad del engendro financiero creado a partir de las ya tambaleantes Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja de La Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia. En este contexto, BBVA y Santander pretenden despedazarlo para repartirse los trozos más suculentos. Por su parte La Caixa está moviendo todos los hilos para absorberlo, y así convertirse en el primer grupo bancario del estado, por delante de los dos bancos antes mencionados. Esperanza Aguirre no quiere ni oír hablar de semejante posibilidad, pues perdería el control fáctico de la entidad, con todas las implicaciones que ello conllevaría. Pero parece ser que Rajoy no lo ve con malos ojos. Por un lado supondría una concesión compensatoria para CIU, su actual aliado legislativo (la coalición catalana ha apoyado por ejemplo la última reforma laboral). Y además, así Rajoy debilitaría a su principal enemigo interno dentro del partido. Vamos, como siempre, decisiones tomadas pensando en el interés general de los ciudadanos.
Lo más lamentable de esta crónica de una muerte anunciada, visto con perspectiva histórica, es que Caja Madrid fue la primera caja de ahorros española (obviando la efímera experiencia del Conde de Villacreces en Jerez de la Frontera), creada en 1838. Pero ya se sabe, “agua pasada no mueve molino”, y por fortuna existen entidades financieras, como las comentadas en el artículo sobre Finanzas éticas, mucho más comprometidas y merecedoras de confianza.