Los pollos de gallineta son nidífugos y abandonan el nido a los pocos días de nacer, y lo cierto es que resulta difícil encontrar aves más feas en Asturias, con sus grandes patas desproporcionadas, su cabeza calva y llena de colores y esos pequeños muñones a modo de alas que agitan sin cesar.
Los padres de gallineta son muy solícitos durante estos primeros días de vida de sus pequeños y los alimentan con mucho mimo, sin perderlos de vista ni un momento, hasta que aprenden a comer por ellos mismos. Ambos adultos se ocupan de los pollos indistintamente, y algunas parejas les cogen tanto gusto a esto de la paternidad que encadenan tres nidadas consecutivas.