Los vinos de L’Olivera Cooperativa fueron para mi un gran descubrimiento hace ya tiempo, como podéis ver aquí, aquí y aquí. Ahora, son de nuevo noticia en El Blog porque uno de sus blancos, Eixaders, renueva el diseño de su etiqueta, adaptándola a los tiempos. y acercándola al paisaje que lo inspira. Un paisaje donde conviven diferentes espíritus agrícolas, viña y cereal, terrazas con muros de piedra seca y llanuras terrosas de secano. Paisajes que ahora se ven plasmados en la nueva etiqueta, diseño de Cla-se bcn que busca, aún más, esta aproximación directa a los orígenes, a la tierra.
Y lo hace con una mirada aérea al paisaje que da nombre a este vino. Una mirada desde lo alto que nos acerca al despoblado dels Eixaders, un pueblo actualmente en ruinas, que pertenecía a la antigua baronía de Vallbona.
Con la nueva etiqueta, se pone en acento a los orígenes, con una mirada al pasado desde un punto de vista contemporáneo. Descubriendo, a vista de pájaro, la singularidad de este territorio que dibuja un tapiz de tierras y colores, texturas y relieves, testimonios de un pasado y un presente agrícola y trabajado. Una etiqueta que utiliza un recurso tan sencillo y extendido, como el popular “Google Maps”.
La nueva imagen de Eixaders es un gesto que busca dar más protagonismo a este vino, y acercarlo, en diseño y relato, a su hermano antagónico, el Blanc de Marges. Un0, Eixaders, elaborado con Chardonnay, una de las variedades más internacionales. El otro, Blanc de Marges, una apuesta de L’Olivera por trabajar con variedades autóctonas y recuperadas, como la Parellada, el Cartoixà (así llaman por aquí al Xarel.lo), y la Malvasia. Dos caras de una misma moneda, dos polos opuestos que se atraen. Y es que, más allá de la distancia, los dos vinos comparten el carácter de arraigo con el territorio que llevan escrito en su perfil.
El Chardonnay, la variedad blanca más plantada alrededor del mundo, encuentra en la Vall del Corb una expresión propia con acentos a la vez clásicos y del Nuevo Mundo. La madera le aporta características propias, con una importante presencia de vainilla, brioche, tostados,…, que encontramos a la vez en la nariz y en la boca, donde destacan también los toques de fruta tropical y madura. El Eixaders es un vino franco y varietal, voluminoso, con un final de boca fresco y persistente.