Para tratar cualquier tipo de enfermedad, un diagnóstico precoz es de vital importancia, ya que permite que los médicos tengan más tiempo para planificar el tratamiento más adecuado y administrárselo al paciente.
Con el objetivo de acelerar la detección del cáncer y el VIH, un equipo de químicos de la Universidad de Stanford en Estados Unidos ha desarrollado una prueba ultra sensible que permite diagnosticar estas peligrosas patologías de manera temprana, en un tiempo mucho más reducido que a través de otras pruebas.
Cuando una enfermedad comienza a desarrollarse en el organismo, nuestro sistema inmunológico responde al ataque produciendo anticuerpos. Para detectar su presencia en la sangre, los médicos utilizan marcadores biológicos con unas moléculas que tienen una "bandera". Mediante una serie de reacciones químicas especializadas, los científicos pueden aislar las moléculas para realizar las mediciones y ofrecer el diagnóstico.
Basándose en esta técnica estándar, estos investigadores han desarrollado un nuevo procedimiento que utiliza una tecnología muy potente de detección de ADN. Lo que han hecho ha sido sustituir la "bandera" de las moléculas por una cadena corta de ADN, que después de se puede extraer de la muestra mediante un sistema de aislamiento. Esta tecnología es mucho más sensible que los procesos de detección de anticuerpos tradicionales.
Para poner a prueba el nuevo sistema, los químicos compararon la eficiacia de su solución con la de cuatro pruebas disponibles actualmente en el mercado para diagnosticar el cáncer de tiroides. Superó la sensibilidad de todos entre 800 y 10.000 veces, unos resultados que han maravillado a la comunidad científica.
Después del éxito del ensayo con el cáncer de tiroides, el equipo ha recibido nuevas subvenciones para aplicar la técnica en la detección del virus del sida, y en la actualidad se encuentran adaptando el procedimiento para diagnostiar el VIH de forma temprana.