Nueva visita a Villafranca del Bierzo.

Por Daniel Paniagua Díez

La semana pasada pude regresar a Villafranca del Bierzo, uno de los lugares más conocidos y frecuentados del Camino de Santiago. Os paso unas fotos para refrescar la memoria por si hace mucho que no vais por allí.

En la entrada de Villafranca se encuentra el templo más antiguo, el dedicado a Santiago Apóstol. 


 En su interesante Puerta del Perdón nos aguardan La Reina Arpía y alguna de sus fieras, y como no: El Hazo guardián, no vaya a ser que algún peregrino se propase en su afán turístico.

En su interior una interesante estatua en madera de Santiago Peregrino sobre andas, para sacarla en procesión el Día del Patrón.

Paré un momento en el albergue de Jato, el emporio actual, a saludar por si encontraba a algún conocido y a los empleados, y bajamos a la ciudad.

Tras pasar bordeando el castillo bajé a conocer el Convento de La Anunciada, nunca había entrado a conocer su interior.


Y es verdaderamente interesante, muchas historias del siglo XVI y sucesivos. Hay que meter un euro en una máquina para disponer de iluminación eléctrica pero merece la pena. Recomendable.

No hay que perderse un vistazo al Ciprés de La Anunciada, uno de los árboles más altos que he visto en mi vida. Impresionante.

Como es aún muy pronto para andar por las calles del centro decido subir hasta la Iglesia de San Francisco, muy grande para ser de una orden pobre me parece a mi.

Pero también tiene detalles interesantes que ver y que justifican la subida al monte. Nos vamos abajo.

San Nicolás El Real, antigua de los jesuitas, es el plato fuerte del día.

Una imagen de San Ignacio nos recibe a la entrada del templo. En su interior me llevé una sorpresa mayúscula: había un piano ante el altar y un crío, rubito, de no más de doce años me pareció a mi, se subió al banco y se puso a jugar con el piano. Mozart, Beethoven, me dejó pasmado, cuando decidió dejar de jugar y salió en busca de sus hermanos creí ver al propio Ludwig aplaudiendo a rabiar.Preguntando me enteré que el chavalín es uno de los hijos de don Pedro Halffter que se encontraba en Villafranca dirigiendo el Curso de Música. Familia musical en verdad, pero el chico asombroso para su edad.

Paré a tomar un café en la cafetería adyacente para reponerme de la impresión, (fue como ver a Listz o algo similar) y de paso echar un vistazo a la hospedería. Imágenes de San Ignacio por todas partes relatando su apasionante vida.Cuando oigo hablar de los "iluminatis" no puedo evitar que me salte la risa, e incluso las lágrimas. No pueden ser ni más tontos ni más ignorantes los perorantes. ¿Vosotros sabéis quien pone La Luz?

Otro rincón villafranquino que no conocía y que encontré intersantísimo: El Museo de Ciencias Naturales de los Padres Paules. Colecciones y más colecciones para aprender un mogollón de cosas.

Entre las cosas que allí muestran un lobo impresionante, de un tamaño como nunca había visto. Como para echar a correr.

A su lado un jabalí de buen tamaño parecía un cerdito. ¡Uff!


Otra de las cosas que me dejó intrigado es un ¿idolo? fechado en hace más de 2.500 años. Se supone que de la cultura celta, pero ¿qué sabemos hoy día de los celtas?Por un lado varón y por el otro varona, ¡qué interesante!

Al pasar por el Jardín de La Alameda otra sorpresa: La Aguadora, Acuario, en una imagen que se supone proveniente de Castro Ventosa y que representa a una diosa romana, seguramente Venus.
Para cerrar el circuito me quedaba una corta visita a la Colegiata de Santa María.

También tiene cosas interesantes de ver la Colegiata, no se la pierdan. Tan solo pongo el blog algunas pocas fotos de las muchas que hice.

Una visita que no puede faltar: al puente medieval. Pasé por allí, como peregrino, a los pocos días de que inauguran esta conocida estatua dedicada a los peregrinos, así que cada vez que paro en Villafranca voy a saludarla.

Estuve varios días disfrutando de Villafranca, alojado en La Posada Las Doñas del Portazgo. Recomendable, un trato excelente.

 Para el tema culinario mi recomendación sin duda alguna es el Mesón Los Ancares.Daniel Paniagua Díez