Cuando una ley es simplemente errónea, el último recurso para lograr un cambio es la desobediencia civil", reclamó en su web la asociación CLASH, que reúne a neoyorquinos interesados en combatir el "acoso a los fumadores" y que argumenta que "no hay una sólida base científica para impulsar esta norma".
Los detractores de esta iniciativa, que afecta a los más de 1.700 parques públicos de Nueva York y sus 22 kilómetros de playas, sostienen que prohibir el tabaco en espacios abiertos al aire libre y tan amplios supone una intromisión en las libertades individuales, al tiempo que discuten el efecto nocivo que el humo pueda tener sobre los no fumadores que se encuentren en las inmediaciones.