Cientos de manifestantes volvieron a las calles de la Alameda de Santiago, en Chile, exigiendo la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la liberación de los ciudadanos detenidos durante la ola de protestas que estalló en 2019.
Los hombres y mujeres cortaron el tránsito pese a la numerosa presencia policial y cercos de vallas de seguridad, los carros lanza aguas de la Policía, que dispersaron la concentración.
En el transcurso de la marcha y hasta llegar a Plaza Italia, punto neurálgico de las protestas y rebautizada por los manifestantes como “Plaza Dignidad”, hubo algunas escaramuzas y enfrentamientos entre civiles y policías.
Entre los manifestantes, un grupo se presentó con escudos «reflectores», intentando disuadir de su accionar a las autoridades con el rebote de la luz solar hacia los piquetes de Carabineros.
Las protestas obligaron a personal del metro a cerrar estaciones cercanas al lugar de los hechos.