Concentración de ozono en al Ártico en marzo de 2011. Crédito: NASA/JPL-Caltech
Artículo publicado por Anthony King el 4 de octubre de 2011 en Cosmos Magazine
Se ha detectado por primera vez un agujero en la capa de ozono sobre el Ártico.
Durante el invierno boreal de 2011 se produjo una pérdida de ozono sin precedentes, y esta es una noticia potencialmente mala para la salud humana, según el equipo internacional que informó del descubrimiento esta semana en la revista Nature.
La capa de ozono de la estratosfera se extiende desde 15 a 35 km sobre la superficie de la Tierra y protege a la vida de los dañinos rayos ultravioletas (UV) del Sol. El agotamiento del ozono en esta capa se asocia con una mayor exposición a los rayos UV en la superficie, que se sabe que está asociado con problemas de salud e impacto en los ecosistemas, dijo la coautora Gloria Manney del Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California.
Productos químicos que destruyen el ozono
Las condiciones de frío extremo en la atmósfera disparan reacciones que transforman el cloro en formas que destruyen químicamente el ozono. Las condiciones necesarias se producen todos los inviernos en la estratosfera antártica, donde un agujero en la capa de ozono provocó la primera alarma a mediados de la década de 1980, con un agotamiento observado en la primavera. El cloro se origina a partir de compuestos artificiales.
Hasta ahora, la estratosfera en el invierno ártico ha estado mucho más cálida que la antártica, con unas condiciones de baja temperatura que no persisten durante el tiempo suficiente para permitir una amplia destrucción del ozono. Sin embargo, el periodo de frío en la estratosfera ártica se prolongó mucho más tiempo a finales de 2010 y principios de 2011, lo que permitió que las formas del cloro que destruyen el ozono permaneciesen más tiempo y destruyeran más ozono. Se observó una pérdida del 80% del ozono a una altitud de 18 a 20 km.
El descubrimiento se produjo tras el análisis de las observaciones de instrumentos de satélite y de sensores de ozono a bordo de globos. El equipo internacional concluyó: “Por primera vez, se produjo una pérdida suficiente para que pueda describirse razonablemente como un agujero de ozono en el Ártico”.
Hecho sin precedentes
Este es el primer informe de la destrucción química de ozono sobre el Ártico que es comparable a la del agujero de ozono antártico. Ningún año anterior rivaliza con 2011 en el Ártico en cuanto a pérdidas de esta capa protectora de ozono.
Una capa de ozono reducida sobre nuestras cabezas significa más UV en la superficie de la Tierra, que se sabe que tiene efectos adversos en las personas. “El ‘vórtice polar’ del Ártico (el persistente ciclón a gran escala dentro del cual tiene lugar la pérdida de ozono) no permanece estacionario sobre el polo”, señaló Manney, “sino que a menudo se desplaza hacia latitudes más bajas, a veces a regiones densamente pobladas”. La protección contra los rayos UV, por lo tanto, podría verse seriamente disminuida en los países de Europa del norte.
Manney agregó que, debido a que las temperaturas del Ártico varían mucho de un año a otro, nuestra capacidad para predecir esas variaciones es limitada. “El periodo inusualmente frío del año 2011 no se predijo con antelación y no podemos decir cuándo podría ocurrir de nuevo un período de frío persistente en el Ártico”.
Los poco habituales niveles de ozono probablemente expusieron la superficie del Ártico a niveles inusualmente altos de luz UV durante la primavera y principios del verano, según el coautor Andrew Klekociuk, científico sénior de la División Antártica Australiana, lo cual podría tener repercusiones en el clima y ecosistemas del Ártico. “Este evento pone a prueba la capacidad de los modelos climáticos de vanguardia para simular las condiciones observadas, y es probable que tengamos como resultado una mejor comprensión de la compleja interacción entre la química y la dinámica de la atmósfera cuando los científicos realicen más investigaciones”, comenta.
El otro agujero de ozono
Jonathan Shanklin, jefe de la unidad de meteorología y monitorización del ozono en el British Antarctic Survey, dijo que las futuras predicciones son, en efecto, inciertas y también es prematuro decir que el agujero de ozono antártico se está recuperando.
“Aún podríamos ver el más profundo jamás observado, a pesar de que la cantidad de sustancias que acaban con el ozono están en claro declive”. Shanklin fue parte del equipo que descubrió el agujero de ozono en la Antártida en 1985.
“Este año el agujero de ozono antártico está por encima del tamaño medio en comparación con la década pasada, aunque no es el más grande. El agotamiento se mantiene y es demasiado pronto para decir cuál será el nivel mínimo”, agregó Shanklin.
El British Antarctic Survey, dijo que el agujero de ozono sobre el Polo Sur comenzó a formarse a mediados de agosto, alcanzando una superficie de alrededor de 24 millones de kilómetros cuadrados a mediados de septiembre. En los últimos años, el agujero de ozono antártico se ha extendido a partes de Argentina, Chile y las Islas Malvinas. Con un agujero de ozono en el Ártico, podríamos tener en riesgo una lista completamente nueva de países en el hemisferio norte.
Riesgos para la salud
Según la Organización Mundial de la Salud, el agotamiento de la capa de ozono afecta negativamente a la salud humana: la incidencia de cataratas y el cáncer de piel está aumentando y es probable que el sistema inmunológico humano se esté debilitando.
Steve Jackson, director de los Laboratorios de Investigación del Cáncer del Reino Unido en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, comentó que el agotamiento de la capa de ozono lleva a que nos lleguen niveles más altos de UV, “incluyendo las formas más energéticas y peligrosas”. Agregó que el agotamiento del ozono conduce a mayores niveles de daño en el ADN tras la exposición solar, y esto puede matar células o inducir mutaciones que pueden llevar al cáncer.
La luz ultravioleta también daña la piel de otras maneras, como haciendo que parezca más envejecida, dijo. “Cualquier disminución considerable de la capa de ozono podría, por tanto, llevar a niveles más altos de cáncer en personas y animales”.
Klekociuk añadió que es importante tener en cuenta que las observaciones detalladas de la estratosfera del Ártico sólo han estado disponibles desde finales de la década de 1970. “Por lo que nuestro conocimiento de la variabilidad meteorológica en esta parte de la atmósfera es más limitado que el de la atmósfera baja”.
Artículo traducido y posteado en Ciencia Kanija, el original se publicó en COSMOS, su autor es Anthony King.