Nuevo libro: La Tragedia del Congo

Por Santi
Os traigo la reseña que sobre este nuevo título, sin duda interesante, viene en Le Monde Diplomatique en español. Al menos yo no tardaré leerlo.
Bajo el inequívoco título La tragedia del Congo, se reúnen cuatro textos excepcionales que denuncian la masacre perpetrada en África a comienzos del siglo pasado por el rey Leopoldo II de Bélgica. Este monarca creó la Asociación Internacional Africana y financió la expedición de Stannley al río Congo (1879-1884), pero sería responsable de la tragedia alentada por su codicia y del exterminio sistemático de los habitantes de la región.
Escritores, diplomáticos y clérigos denunciaron las atrocidades en informes y testimonios dirigidos al soberano belga. Arthur Conan Doyle (1859-1930), creador de los relatos de Sherlock Holmes, fue uno de los defensores de las reformas que necesitaba el Congo para superar las injusticias. Su escrito da cuenta de ello, como también lo hace el trabajo del historiador George W. Williams (1849-1891), el primer negro que formó parte del Parlamento en Ohio, y el primero en llamar la atención del mundo hacia la crueldad del gobierno colonial de Leopoldo II. Algunos pasajes recuerdan a nuestro Bartolomé de las Casas, pues a fin de cuentas todas las conquistas son pura masacre. El texto de Roger Casement (1864-1916) adquiere un significado especial cuando sabemos que Casement, nacionalista irlandés, sería ejecutado por el gobierno británico. Fue defensor del Congo y de los indios peruanos. Mark Twain (1835-1910), autor de El Príncipe y el Mendigo, aporta el sarcástico Soliloquio de Leopoldo II, publicado por primera vez en 1905. Se nos ofrece, pues, un abanico de alegatos que va de los informes pormenorizados (amputaciones de pies y manos a los obreros del caucho o a sus hijos pequeños, por no alcanzar la cuota exigida), al despiadado monólogo que enfrenta al monarca con sus fantasmas. Twain inmortaliza al odioso tirano, monstruo europeo de la colonización africana.
Ediciones del Viento ha rescatado y traducido para los lectores de lengua española estos cuatro importantes textos. Sabemos así que hasta hace un siglo era práctica habitual de los colonizadores belgas "el arresto y retención de mujeres para obligar a las aldeas a aportar productos y trabajadores", así como el dar muerte a los que no entregaban caucho suficiente, o azotar con un chicote (látigo de piel de hipopótamo) a los esclavos hasta destrozarlos. El ensañamiento más frecuente consistía en amputar extremidades a los obreros en presencia de sus parientes. Cuando un centinela los sorprendía preparando comida para llevársela a la selva (destino forzoso al que eran conducidos) "mataba a tres o cuatro para que nos diéramos prisa". Twain hará decir al rey belga : "Si se me ha bendecido, coronado, beatificado, con esta recompensa dorada, ¿por qué debería preocuparme el que los hombres me maldigan e insulten? ¡Malditos misioneros entrometidos!".

IGNACIO CARRIÓN
LA TRAGEDIA DEL CONGO (BLACK)
Williams, Roger Casement, Arthur Conan Doyle y Mark Twain.
Ediciones del Viento, La Coruña, 2010, 424 páginas, 26 euros.
Algo más sobre la obra: http://www.novedadesconhistoria.com/novedades/la-tragedia-del-congo-varios-autores Para saber más sobre la tragedia del Congo belga leer "El fantasma del rey Leopoldo", de Adam Hochschild.
Y sobre la barbarie colonialista (o imperialista) en general, "Heart of Darkness" de Joseph Conrad (novela, traducida al español como El corazón de las tinieblas), escrita tras la experiencia del autor en el Congo belga, y en la que se basó Coppola para Apocalypse Now. "Los holocaustos de la era victoriana" de Mike Davis, hace por su parte un análisis muy interesante de la relación entre el colonialismo y las grandes hambrunas del último cuarto del XIX.
Hay muchos más libros, que podéis consultar en las biblografías respectivas. Por desgracia muy pocos de los estudios se han traducido al castellano, haciéndose necesario un nivel decente de francés o inglés, o bien mucha paciencia y a esperar que editoriales como ésta nos vayan acercando algunos títulos, aunque sea con cuentagotas.
Saludos