Sin duda Starbucks busca el mercado global, en el que prima la imagen y las letras son un estorbo, porque es cierto que ni hay un único idioma, ni hay un único alfabeto.
El caso es que esto implica un cambio de identidad. Lo explica Howard Schultz, el CEO de la empresa, diciendo que la identidad (al menos, gráfica) está en evolución, al cumplir los 40 años:
Esperemos que no sea fruto de de una "crisis de los 40": porque es patente que no a todos gusta el cambio, como cuenta el Guardian (Starbucks joins Nike and Apple in the big league of no-name logos). Aunque para muchos las letras de "starbucks" y de "cafe" ya forman parte del logo, en el que ni siquiera quedaba claro que había una sirena.
Por el momento, me sigue gustando el logo de 1992. Ese era el que lucía en el vaso encerado en el que tomé el último "hot chocolate with mocha sauce and toffee nut syrup", uno de mis preferidos de Starbucks. Que, por cierto, tiene un buen número de letras. Esperemos que, dejando el logo sin letras, no cambie el gusto de lo de dentro.