Publicado por Ezequiel L
Como bien pudimos ver ayer, el Congreso de los Diputados se ha llenado de caras nuevas.
Es nuestra bien y engañosamente llamada Cámara Baja. Bien porque por caprichos de la ironía, o no, resulta inútil llevar a cabo un proyecto si no es posteriormente ratificado por la Cámara Alta (Senado), cuya composición territorial otorga generosas mayorías absolutas como la actual. Más nos vale tener amigos en ambas. Aquellos estupendos mecanismos del proyecto de Estado “estable” valga la redundancia, que más bien parece atado y bien atado.
Engañosamente porque es a la que le prestamos toda la atención parece ser, ya que el bipartidismo convirtió el Senado en un cementerio de elefantes.
Sea como fuere, ayer la mayoría de medios españoles tomaban la actitud de los nuevos, principalmente Podemos y asociados, como cirquense. Y esto, presumimos , se debe al hábito de vestir, a su actitud poco señorial, más bien como de persona de a pie, por la simbología en sus gestos y principalmente por sus mensajes.
Bueno, hay que reconocer que en estos dos últimos detalles hay que darles la razón en que no estamos demasiados acostumbrados. La ausencia de corbatas ya les chirriaba a algunos tiempo atrás.
Ocurre que una vez más los principales medios, parecen ver la realidad una vez más con uno de los ojos cerrados, y como bien diría cualquier oftalmólogo, se pierde profundidad.
Es cierto que una primera impresión nos cala: “La solemnidad del Congreso ha muerto”, pero y a mucha honra. Sin ser defensores radicales de la simbología, ésta sigue siendo importante. Porque el hecho de que en esta primera sesión los diputados de Podemos se sienten a la izquierda de la bancada socialista molesta, molesta el uso de los símbolos, porque el PSOE, tan lejos de sus raíces los perdió hace tiempo.
Ven a los nuevos como el padre que dejó de ser idealista y ve con paternalismo al hijo de 17 años ir a la manifestación. Pero en el fondo nos les gusta verse en ese espejo. Se han institucionalizado, como diría Morgan Freeman en Cadena Perpetua.
Cuando se atan las cosas demasiado, cuando se pierde el contacto con la base, que está en la calle, cualquier gesto, pensamiento u opinión, depende de dónde, se convierte en un gesto de rebeldía. Y así es como se interpretó el mensaje utilizado por cada uno de la bancada Podemos a la hora de jurar:
“Prometo acatar la Constitución”, dijeron, “hasta que los ciudadanos de mi país la cambien para recuperar la soberanía y los derechos sociales”, entre otros muchos mensajes.
¡Qué atentado contra la solemnidad! Queda mucho mejor cuando se lee en un libro de historia, pero no cuando se ve en un telediario.
A todo, hay que sumar la polémica desatada por Carolina Bescansa por llevar a su bebé al Congreso, en periodo de lactancia. Cosa que se lleva haciendo desde hace años incluso en el Parlamento Europeo, pero que aquí se sigue viendo como “campaña electoral” o exceso de progresismo.
Lo que sí paso desapercibido es que Gómez de la Serna, involucrado en una trama de cobros ilegales entre empresas y embajadas, estaba allí, después de estar desaparecido durante semanas. El flamante electo número dos por Segovia paso la sesión ensimismado y mezclándose con los de su partido como el agua y el aceite. Otro más en la lista de desterrados y otra negación más de la corrupción sistémica del PP.
En lo acaecido a Podemos, en mi opinión, lo que ocurre es que no estamos acostumbrados a que los políticos se quiten el mono de trabajo. Una vez acabado el periodo electoral, todos amigos, se acabaron las enemistades exageradas para el público, como teoría teatral seguida literalmente.
Muchos medios acusaban a Podemos de seguir en campaña electoral, cosa que ocurrirá si no se llega a acuerdos, pero lo que nos choca, es que las incoherencias de ayer sean las mismas incoherencias hoy. Ya vimos los primeros guiños de esta Nueva Legislatura, posiblemente efímera.
Fuente: El País
Se acabó el teatro y los gritos en mítines, hoy todo son abrazos para casi todos. Empieza el circo, pero no por la novedad, el circo estuvo allí siempre. Ni hablar necesitamos de los transfuguismos fingidos.
Fuente: El País
Por último me gustaría gritar ¡Fuera Solemnidad! ¡Dentro la realidad!
Algunas caras lo dicen todo.
Fuente: El País