Sin embargo, a pesar del poco tiempo que he tenido sí que encontré un hueco para realizar un viaje relámpago a la capital polaca para visitar a unos amigos. Cuando os digo viaje relámpago es que realmente fue un viaje exprés de tan sólo 8 horas, pero eso sí, muy bien aprovechadas.
Obviamente en menos de un día no se puede conocer una ciudad ni de broma, y menos la que es la más grande de Polonia, por eso tuve que centrarme en el que es su principal atractivo, su Casco Antiguo, y la primera curiosidad que os contaré es que eso de "antiguo" le queda algo grande ya que su centro histórico apenas tiene 64 años....el motivo de esto es porque el original fue completamente arrasado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de eso, la reconstrucción que realizó el pueblo polaco fue tan impresionante que en 1980 todo el conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco al considerarlo "un ejemplo único de reconstrucción del patrimonio arquitectónico histórico de los siglos XIII al XX".
Por ello, cuando paseen por sus calles y tengan la sensación de estar en un decorado de un parque Disney, no deben olvidar que lo que están viendo es el fruto del titánico esfuerzo de un pueblo que no sólo sufrió lo peor de la peor guerra de la humanidad, sino que además, una vez terminado el conflicto bélico fueron fritos a impuestos para lograr el renacer de una ciudad que ya nunca volvería a ser la misma.
Pues nada, después de esta pequeña introducción comencemos la visita en la Plaza del Castillo para conocer a un personaje clave en la historia no sólo de Varsovia, sino de todo el país, el rey Segismundo III.
Es posible que en algún lado lean que la columna donde está el rey Segismundo III es del 1644 pero lo cierto es que las tropas alemanas la derribaron y lo que vemos hoy en día es una reconstrucción. Por cierto, según la leyenda si algún día se cayera la espada al suelo eso supondría que se avecina una gran catástrofe a la ciudad...y dado que Varsovia sabe muy bien lo que es una gran catástrofe estoy seguro que la espada esta bien "pegada" a la mano del rey.
Pues bien, Segismundo III era hijo de una princesa polaca y un rey sueco, así que en principio su futuro estaba bastante garantizado. El problema que tenía es que mientras que en Suecia la corona se heredaba, en Polonia eran los nobles lo que elegían a su rey, pero eso sí, a cambio de riquezas, terrenos y poder, así que resultaba que cada nuevo rey (que normalmente era el hijo del anterior) tenía menos poder y sin embargo los noble tenían cada vez más y más, de hecho hay una frase muy famosa que dice aquello de que "El Rey reina, pero no gobierna", pues bien, resulta que esta frase se la dijo un noble a Seguismundo en el Parlamento.
Y hablando del Parlamento, en aquella época este estaba situado en un imponente edificio de esta misma plaza, pero hoy en día a este edificio se le conoce con otro nombre, el Castillo Real de Varsovia.
Esta mole roja de ladrillo, con su torre del reloj (un símbolo del país) fue la residencia oficial de los reyes Polacos hasta 1795 y hoy en día es la sede de la Fundación Polaca de Historia y Cultura que ha acondicionado parte del castillo como un museo (precio entrada).
Por si lo dudaban este Castillo tuvo que ser reconstruido en los años 70-80 ya que fue bombardeado por los alemanes en el 1939 y definitivamente arrasado en el 1944. Pero no piense que sólo los alemanes la tomaron con este edificio, a mediados del siglo XVII fueron los suecos los que lo destruyeron previamente...parece que esta gafado.
Sea como sea, cuando se dispusieron a reconstruirlo la última vez, pensaron que ya que estaban se podía hacer un homenaje a los diferentes estilos por los que atravesó el Castillo original, así que si se asoman a su patio interior...
...podrán contemplar una mezcolanza de fachadas que a mí personalmente no me termina de convencer.
Otra curiosidad del Castillo la podrán encontrar en la entrada principal, si se acercan podrán ver una placa escrita en polaco, lengua fácil allá done las haya...
Lo que sí se entiende son las fechas y es que el 3 de mayo de 1791 se aprobó aquí la que sería la Constitución más antigua de Europa y segunda del mundo después de la de EEUU. Y aunque no fuera un acto de generosidad por parte del Rey y los nobles respecto al pueblo, sino más bien un desesperado intento de lograr la unión del país ante una inminente guerra que amenazaba con hacer desaparecer todo el país, al menos si supuso un avance enorme hacia las actuales democracias.
Dejando ya el Castillo, un poco más adelante por la calle Jezuicka Kanonia encontrarán una campana en el suelo de una pequeña placita donde vivieron unos monjes canónigo en el siglo XVII. Esta Campana de Kanonia que está, ohh sorpresa, reconstruida con cachitos pegados, esconde una curiosa leyenda, y es que si la rodeas tres veces atraerás la buena suerte. Pero claro, hay que complicar un poco el tema, así que para tener suerte de verdad hay que rodear la campana tres veces sin dejar de tocarla y a la pata coja...
Me pregunto cuántos esguinces de tobillo habrá causado ya la campana....
En esta plaza hay otra cosa que llama la atención, fijaos en la siguiente foto..
¿Se han dado cuenta en el ancho de la fachada de esa casa? es más "fina" que un pedo en casa de los suegros....pero ¿por qué alguien se construiría una casa que no le permite estar gordo?...pues como casi todo en la vida, por pasta.
Resultaba que antiguamente existió un impuesto en la ciudad que gravaba a los ciudadanos según el ancho de las fachada de sus casas. Así las cosas, el avispado dueño se construyó su casa con forma de embudo y de este modo podía ahorrarse un dineral al tener una entrada tan reducida.
De hecho, si siguen caminando por la calle Kanonia y giran a la derecha por el callejón Dawna, llegarán a un mirador donde podrán ver esto...
Esa casas con columnas es la parte trasera de nuestra casa "fina", y es que el impuesto se pagaba sólo por los metros de la entrada principal...."genios y figuras".
Bueno ya que están aquí, echen un vistazo al Vístula a su paso por la ciudad y al barrio de Praga situado justo en la otra orilla. Por cierto, aunque no pude visitarlo me aconsejaron que no fuese en horario nocturno...por lo visto algunos de sus paisanos le dan al vodka desde bien temprano y cuando llega la tarde pues claro, la pueden liar parda.
En la otra orilla también pueden ver la playa de Varsovia, un lugar para relajarse, hacer deporte, barbacoas y darse un chapuzón en verano...o en invierno dependiendo del nivel de alcohol en sangre ya que es el único sitio de la ciudad donde se permite beber en la calle. Además se trata de una orilla salvaje, es decir, que dejan crecer la naturaleza a su aire. Pero si hay algo que llama la atención, al menos para los futboleros es esto...
...el Estadio Nacional de Varsovia, el estadio de fútbol más grande de Polonia. Aquí se disputaron algunos partidos de la Eurocopa 2012 que tan buenos recuerdos trae a España. Como curiosidades os diré que el estadio usa los colores rojo y blanco de la bandera polaca y que su forma es la de una cesta de mimbre, todo un arte en el país.
Si seguimos ahora paseando por la calle Celna llegaremos a la parte más conocida de Varsovia, su Plaza del Mercado del centro histórico. Esta plaza nació cuando se creo la ciudad a finales del siglo XIII y es el corazón de la ciudad vieja.
Con sus artistas, restaurantes, cafeterías y el centro de información turísticas es sin dudad el reclamo más importante de la ciudad, pero si hay algo que destaca sobre todo lo demás, es su famosa Sirena (quien por cierto dicen que es la hermana de la famosa Sirenita de Copenhague).
Cuenta la leyenda que cierto día estaba una Sirena viajando por el río y le gustó tanto esta zona que decidió quedarse a vivir aquí. Ocurrió entonces que los pescadores del lugar vieron como sus capturas empezaron a menguar, pues alguien o algo abría las redes y liberaba a las capturas, así que enfadados decidieron encontrar al culpable para hacérselo pagar.
Sin embargo, cuando escucharon la dulce voz de la Sirena, los pescadores se enamoraron y decidieron perdonarla a cambio de que les cantara todas las tardes.
Por desgracia, un día un rico comerciante que pasaba por allí también la escucho cantar y decidió capturarla para ganar dinero con sus cantos. Con engaños la encerró en un cobertizo, y todavía estaría allí si no fuese porque el hijo de un pescador la oyó llorar y la liberó al amparo de la noche con ayuda de unos amigos. En señal de gratitud la Sirena prometió que siempre que la necesitaran allí estaría ella para proteger la ciudad...
...y por su parte la ciudad la inmortalizó en una escultura con una espada y un escudo.
Hoy en día es el principal símbolo de Varsovia
Incluso hay quien dice que fue la propia Sirena quien puso nombre a la ciudad ya que algunos cuentan que ella se llamaba Sawa (en español Sovia), y el hijo del pescador que la rescató se llamaba Wars (en español Vars). Si juntamos ambos nombres tenemos Warszawa, el nombre polaco de Varsovia.
Claro que esto de Vars y Sovia da mucho juego, por ejemplo existe otra leyenda que afirma que en realidad eran los nombres de una pareja de pobres pescadores que vivían en la orilla del río. Cierto día, un príncipe que había salido de caza se perdió y anduvo deambulando muchas horas sólo por el bosque hasta que llegó a la cabaña de Vars y Sovia quienes le acogieron y le alimentaron sin saber que en realidad era el señor de todas esas tierras. A la mañana siguiente el príncipe estaba tan agradecido que puso el nombre de esos pescadores a todas esas tierras para que nadie olvidara nunca su bondad.
Existen más leyendas por el estilo, pero a mí la que más me gusta es la de la Sirena, eso sí, por ponerla un sólo un pequeño PERO..sí prometió defender la ciudad...¿dónde estaba en 1944 cuando los alemanes literalmente la destruyeron? seguramente de vacaciones porque fijaos como quedó la plaza..
Si comparan ambas fotos pueden ver la increíble labor de reconstrucción que se llevó a cabo y porqué es Patrimonio de la Humanidad.
La reconstrucción la pagaron los polacos a base de impuestos, es decir, que encima de cornudos apaleados, y para colmo se decidió que para dar un aspecto de viejo al centro histórico, en la reconstrucción se usaría piedras antiguas. En la medida de lo posible usaron las que se podían aprovechar de los escombros, pero como no había suficiente decidieron demoler algunos edificios históricos de poblaciones cercanas para usar ese material en la nueva Varsovia....¿qué os parece la idea?...pues imaginaos la cara que se le quedaría a los habitantes de esos pueblos que vieron como lo que no destruyó la guerra lo hizo el nuevo gobierno comunista.
Hoy en día si pasean por las calles del centro histórico verán muchas casas con piedras y rocas incrustadas en sus fachadas de forma un tanto aleatoria, testimonios de su pasado.
Pero antes de dejar la Plaza del Mercado quiero que busquen a otro habitante mítico de Varsovia, el Basilisco.
Cuenta la leyenda que un terrible monstruo vivía en los sótanos de los edificio de la ciudad protegiendo un gran tesoro y convirtiendo en piedra con su terrible mirada a todo aquel que osara buscarlo en las entrañas de los edificios. Cierto día un sastre se enfrentó a el monstruo con un espejo y al verse reflejado en el mismo el basilisco este se transformó en piedra.
La leyenda es del siglo XVI, pero lo cierto es que es un calco del mito de Medusa y Perseo para que nos vamos a engañar. En fin os dejo una foto del terrible Basilisco...no le miréis directamente a los ojos por si las moscas...
...¿a que habéis mirado? jajaja.
Ahora sí, salgamos de la Plaza del Mercado por la parte norte, sigamos paseando por la calle de toda la vida llamada Nowomiejska y en breve llegaran a la muralla roja reconstruida que rodea el centro histórico de Varsovia.
La original comenzó a construirse en el siglo XIV y terminó de completarse en la segunda mitad del siglo XVI y precisamente la parte más antigua de la misma es la que pueden ver en esta zona, la Barbacana.
La barbacana, aunque suene a canción de Jordi Dann, era una mole de ladrillo del 1548 que en aquella época prometía ser lo más de lo más en cuestiones defensivas. De hecho tenía un diseño curvo y corto para que en caso de ataque los enemigos no pudieran usar un ariete para romper la puerta y entrar en la ciudad, amen de gruesos y altos muros inexpugnables...
Vista interior
Vista exterior
Hasta aquí todo bien, el problema fue cuando llegó la invasión sueca en el 1656 (sí, eso de haber compartido un rey "sorprendentemente" no hizo amigos a ambos países).
Veréis, cuando los suecos se encontraron delante de la barbacana dijeron: "ostras que chungo lo tenemos, hemos perdido la guerra, será mejor volver a Suecia"...pero entonces el listillo del grupo dijo: "Ehh un momento, a lo mejor digo una tontería pero ¿qué os parece si entramos por alguna otra de las puertas de la ciudad?"....y es que sólo habían construido una barbacana pero había muchas otras entradas...por lo que así fue como los varsovianos perdieron su propia cuidad.
Pero no piensen que la barbacana fue una inutilidad total ya que cuando los polacos volvieron con ganas de recuperar lo que era suyo, decidieron entrar a la ciudad....y aquí esta lo bueno....por la barbacana¡¡¡ con dos narices si señor.
Por resumir un poco, la barbacana sólo rechazó un ataque en toda su historia y fue a los mismo que la construyeron, supongo que la expresión "Es polaco el que no bote" es aplicable a esta historia.
Eso sí, si alguien piensa que los polacos son algo cortitos, esperen a conocer a nuestra siguiente protagonista, pero eso ya será en la segunda parte de la ruta...
Pozegnanie¡¡¡