Yo creo que los niños son niños, y punto. Los niños tienen derecho a ser niños. No son los juguetes de los adultos ni los bufones de la corte. Creo que hay padres que todavía no se han enterado de esto y por eso ponen fotos de sus niños en las redes sociales, los presentan a concursos de talentos en vez de dejar que jueguen en el parque y los exhiben en los escaparates de las tiendas de fotos con los trajecitos de comunión para que el pedófilo de turno pase por ahí unas cien veces al día y se recree con las imágenes. Los hay que incluso aprovechan su fama social para sacarlos en las revistas del corazón como si fuera decisión suya el mostrarse al mundo y los hay que hasta les hacen bailar en medio de la turba borracha e histérica en las celebraciones familiares para que las risas no decaigan. Me parece muy bien y muy loable que los adultos estén orgullosos de sus niños, faltaría más, pero creo que vivimos en un mundo muy hostil e incierto y que los niños no tienen porqué estar expuestos a él antes de tiempo. Algunos dirán que soy demasiado radical, pero yo prohibiría la exhibición de menores en las redes sociales, los programas de tv, los escaparates y las revistas, y les recordaría a los adultos que los niños deben vivir en su mundo de piruletas y super héroes hasta que puedan vivir en este mundo basurero que es el de los adultos, y me quedaría tan ancha.
Los niños son niños, y hasta que sean adultos tienen derecho a estar protegidos. Tienen derecho a no ser expuestos sin su consentimiento ( porque ellos no dan el consentimiento a todas esas exposiciones porque al ser menores no pueden darlo) y a jugar con sus juguetes y a soñar con un mundo lleno de estrellas de colores y de dragones y de princesas encantadas. Los niños no nacen para que sus adultos puedan cumplir sus sueños a través de ellos, nacen para ser individuos con identidad propia y para tener su camino. No tienen porqué estar expuestos a todas horas ni estar sometidos al escarnio público porque tienen las orejas muy grandes o cocinan mal o porque son más delgados que el hijo de la vecina del tercero, por ejemplo. Tienen derecho a que se les deje a un lado y a no entrar en el mundo competitivo y sin sentido de los adultos. Ya tendrán tiempo de entrar. De hecho, al final van a tener que acabar viviendo en él, como todos los adultos del mundo mundial. Puede que esta opinión resulte desagradable para algunos y puede que decidan atacarme por ello, pero eso no va a hacer que los pelos se me sigan poniendo de punta cada vez que vea a niños usados para el entretenimiento y la tontería de los adultos. Los niños son solo niños, y ya está. ¿Acaso han de ser algo más?
Venga, papá, vótame, que voy a perder... ¿Me has puesto a grabar la peli de Disney, por cierto? Ah, no, que tengo que entrenar...