Sin embargo, cuando se inscribió en otra escuela secundaria, un profesor lo alentó para que escribiera sobre sus experiencias, en lugar de repetirlas. El muchacho aceptó el desafío y ahora está experimentando un nuevo comienzo.
A través del profeta Isaías, Dios también alentó a los exiliados judíos a empezar de nuevo: «No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas» (Isaías 43:18). Les dijo que dejaran de pensar en su castigo e incluso en su despliegue de poder en el primer éxodo de Egipto, ya que deseaba que se concentraran en Él, quien les daría un nuevo comienzo al llevarlos de regreso de Babilonia a su tierra en un nuevo éxodo (v. 19).
Con Dios, los nuevos comienzos son posibles en nuestro corazón. El Señor puede ayudarnos a dejar atrás el pasado y empezar a aferrarnos a Él. La comunión con Dios brinda una esperanza renovada a todos los que confían en Él.
Dios produce un nuevo comienzo desde adentro.
(Nuestro Pan Diario)