Cuando haces una precuela, sueles jugar con la información que el público ya conoce. Usas guiños, música que anticipe que ese niño con coleta llamado Anakin se acabará convirtiendo en cierto tipo con capa y un gravísimo caso de asma… Con los pósters sucede lo mismo. Con muy pocos recursos podemos decir mucho, y en una película como X Men: First Class, sabemos que los dos protagonistas se acabarán convirtiendo en enemigos irreconciliables, de modo que con una cara en mitad de la silueta del personaje del futuro ya está todo hecho. O no, porque la verdad, al igual que los dos anteriores pósters de la película, los que vais a ver a continuación pecan de falta de imaginación y esperan que el producto se venda solo.
La tercera ronda de pósters serán ellos dos viendo a su álter- ego en un espejo, ya veréis…