Nuevos indicios en la relación de la flora intestinal y el Parkinson.

Por Antoni Xavier Torres Collado @cienciaesfacil

E. coli, miembro destacado de la microbiota.

Los estudios sobre la flora intestinal estan viviendo ultimamente una edad de oro. No hay mes en el que se descubra nuevas propiedades y funciones a ese microcosmos que todos llevamos en nuestro interior, con más de 100 trillones de “amigos”. Y es que al final habrá que refrasear lo de Mens sana in corpore sano, por algo como Mens sana in corpore et intestinorum Flora sanum. La semana pasada presentamos un trabajo en el que se relacionaba los edulcorantes artificiales con cambios en la flora intestinal que acababan con problemas asociados en el individio como intolerancia a la glucosa o el sobrepeso (Ver Los edulcorantes engordan). Hace un tiempo ya tratamos el tema del Autismo y su relación con la flora intestinal (Ver Flora intestinal y autismo: un nuevo enfoque). Hoy hablaremos de una serie de estudios que relacionan a ese microuniverso que vive en nuestros intestinos con una enfermedad neurodegenerativa como es el Parkinson.

Localización de la Sustancia Negra en el cerebro.

El Parkinson es sin duda una de las enfermedades de nuestra sociedad moderna: cuanta más esperanza de vida tenemos, más padecemos estas enfermedades asociadas a la edad avanzada. Su característica más importante es el temblor que aparece en las extremidades, que acaba en parálisis en los casos más graves. Se sabe que está provocada por la degeneración de las neuronas dopaminérgicas (segregan el neurotransmisor dopamina) de una región del cerebro que se denomina Sustancia Negra que está implicada en movimiento ocular, planificación motora, circuitos de recompensa y adicción. Recomiendo que veais la película Despertares, donde se relata la historia del descubrimiento de la L-Dopa, el primer medicamento para los enfermos de Parkinson, basada en el libro homónimo del neurólogo Oliver Sacks (del cual recomiendo sus libros El hombre que confundió a su mujer con un sombrero o Un antropólogo en Marte).

Se ha descubierto recientemente que existen diferencias en la flora intestinal de enfermos de Parkinson en comparación con individuos sanos. El estreñimiento es uno de los primeros síntomas en los pacientes de Parkinson, apareciendo antes que los temblores. Estudiando la composición de la flora intestinal, observaron que los enfermos de Parkinson tienen menos bacterias del género Prevotellaceae, comparándolos con individuos sanos. El estudio no concluye si estas diferencias son debidas a la enfermedad o si estas diferencias son las causantes de la enfermedad. Otro dato que obtuvieron es que los pacientes que tenían aumentadas las bacterias del género Enterobacteriaceae, eran individuos que tenían el equilibrio y la capacidad de caminar peor que otros enfermos. Estos datos, aunque muy preliminares, abren una nueva puerta a la investigación en el Parkinson, además de ser nuevas herramientas útiles para el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad.

Café y tabaco.

Por otra parte hace tiempo que se sabe que el los fumadores padecen menos Parkinson, del orden de un 60% (ojo, no creo que fumar sea saludable, ni creo que nadie deba empezar a fumar para evitar el Parkinson). Los bebedores de café también padecen menos Parkinson que los que no lo beben: del orden del 30%.  Investigadores franceses y de los Estados Unidos de América han presentado una nueva hipótesis para explicar este hecho. Existen actualmente dos hipótesis explicando este hecho:

  1. A las personas con predisposición al Parkinson no les gusta ni el café ni el tabaco.
  2. Tanto el tabaco como la cafeína protegen contra la Parkinson, son neuroprotectores.

A estas dos hipótesis los autores quieren añadir otra más, que es que tanto el café como el tabaco modifican la flora intestinal de una manera que evita que se desarrolle la enfermedad.

Esta visto que cada día que pasa, sabemos un poco más sobre cúal es la importancia de la flora intestinal en nuestro desarrollo. Es evidente que el salto cualitativo de ha dado al ser capaces de poder secuenciar de manera masiva toda la diversidad que existe en nuestro intestino. Todavía queda mucho trabajo por hacer, ya que por ahora sabemos sobre las poblaciones, pero nos queda por desenmascarar la parte más importante, que es que tipo de relaciones existen entre esas poblaciones de microbiota, y como esas relaciones nos acaban afectando a nosotros.

Así que la próxima vez que el médico te recete antibiótico, piensa que vas a matar a los malos, pero muy posiblemente también a alguno de los buenos.

Referencias:

Mov Disord. 2014 Dec 5. doi: 10.1002/mds.26069.

Mov Disord. 2014 Jul;29(8):976-9. doi: 10.1002/mds.25882