Numeratis y otros empollones mercenarios.

Publicado el 27 noviembre 2009 por Francissco
Numerati. Stephen Baker.
Como la literatura de género que leo ultimamente se corresponde con títulos ya antiguos, no creo aportar nada original si los reseño. Así pues, os doy la plasta con libros pijo/intelectuales de esos de estar a la última del Copón, de los que ponen en cantidad de estantes y parece que te lo van a revelar todito, todo.Este es ameno, sí, el Mandamiento Número Uno de la cultura moderna, pero con cierto sensacionalismo entusiasta que le sobra, cachis. Como el autor no es tanto matemático como periodista y bloggero, su fuerte son las entrevistas y no tanto los conceptos, aunque hay que reconocer que se esfuerza en ese sentido. En fin, por estos lares ya sabíamos que el hombre es un ser social, animal de costumbres y todo eso. Por lo tanto, esos hábitos y pautas los deja por todas partes y ayudan a predecirle, que mira que es descuidado. Y lógicamente, por otros lares (los de siempre) se han tomado el bendito trabajo de matematizar todo ello, o por ese camino van.Ahora nos encontramos con que, en estos últimos años todos tenemos, además de nuestra eventual mala sombra de siempre, una especie de sombra digital que nos sigue a todas partes. Las páginas porno que visitamos y lo que hacemos en ellas, los reductos frikis interneteros, los pagos de libros, muñecas hinchables, látigos, esposas y cacharritos variados, todo ello con la tarjetita de crédito de la leche. A que bloggeros comentamos y quienes nos comentan (si les apetece hacerlo, claro)Los operadores telefónicos saben desde donde llamamos y a quien, y el Gran Hermano Rubalcaba con el software SITEL está en condiciones de cruzar todos esos datos y no es el único.Porque todo este trasiego aporta una cantidad enorme de información y ahora, por primera vez en la historia, en formato digital, en ceros y en unos, tan simplones ellos. Pero suficientes para servir de pasto a redes de ordenadores y programitas cotillas, capaces de reconocer patrones hasta en la sopa. Y salvo cuando las enfocan a la medicina preventiva, en todos los demás campos es posible un uso controvertido e intrusivo de estas aplicaciones, neutrales como tales y susceptibles de trabajar con datos de toda procedencia.Se trata de averiguar lo que nos gusta para metérnoslo hasta en la sopa y sacarnos todos los cuartos. De optimizar las cadenas de trabajo a base de monitorizar la conducta de los curritos, su uso del ordenata, sus retratos en multitud de cámaras y registros, etc, para "reajustar" plantillas para mayor gloria de los accionistas. Con quien te comunicas más en el trabajo y quien, por tanto, podría secundarte en posibles deslealtades.No es que estas matemáticas sean omnipotentes. Los propios científicos que trabajan en esto se lo matizan frecuentemente al autor, frenándole su entusiasmo snob de Juanito con Juguete Nuevo y sus proyecciones mágicas sobre la ciencia estadística. Ya le dicen que si basura que entra, basura que sale. Que muchas veces, las correlaciones estadísticas son espurias y basadas en relaciones de causalidad falsas o bien, le recuerdan el chiste del borracho que buscaba las llaves bajo una farola encendida aunque no estuvieran en ese sitio, simplemente porque "allí había más luz". Y también, que la tremenda variabilidad e impredecibilidad del ser humano es algo que les frustra y les desconcierta, ay, así se lo confiesan estos angelitos platónicos.Pero, a pesar de ello, traslucen un entusiasmo tremendo (e inquietante también) por toda esa nueva aura digital que nos rodea y por la forma de cribarla y ordenarla. Un simple dato: si en una página web tan solo introdujeras el género, la fecha de nacimiento y el código postal, en el 83% de los casos ya podrían identificarte con el censo en la mano. A mentir, pues, como bellacos. Uno de estos empollones, por cierto, creó un programa policial sumamente penetrante y luego, apesadumbrado por la posible intimidad amenazada, desarrolló otro software complementario que enmascararía las identidades concretas sin entorpecer las búsquedas. Lástima que este segundo programita disculpatorio posíblemente no lo aplique casi nadie.En fin, un saludo monitorizado a todos los avatares que me leéis, jeje.