Autor: Coan Gómez
Editorial: Ediciones Oblicuas
Año de publicación: 2011Páginas: 90ISBN: 9788415067405
Cuando el pasado sábado 12 de marzo asistí a la presentación de la primera novela del madrileño Coan Gómez salí de allí con muchísimas ganas de leer el libro. Su sinopsis, las primeras páginas que había recitado el propio autor y las siniestras fotografías que decoraban una de las paredes del local en el que tuvo lugar la presentación me habían fascinado.
Y aunque publico ahora la reseña, el libro lo leí entre el 17 y el 18 de marzo, casi en una sentada, concretamente en dos tardes, en cuatro trayectos en metro. Vamos, que no me duró nada. Primero, porque sólo son 90 páginas y segundo, porque desde que empecé a leerlo ya no pude dejarlo. Esta historia seduce, atrapa, fascina y crea adicción.El protagonista, Juan Luis Salcedo Urtain, tiene cuarenta años y es un hombre de negocios, un exitoso y famoso empresario madrileño que vive en Alcobendas. Está casado y es padre de una hija pero, a pesar de su vida cómoda y llena de lujos, no puede librarse de sus fantasmas y, sobre todo, de él mismo.
No puede olvidarse de sus instintos, esos a los que ha obedecido durante toda su vida. Los que han provocado que en 1983 tuviese 16 años y 22 muertos a sus espaldas. Porque lo único que le preocupa es satisfacer sus placeres, sin importarle las consecuencias de sus acciones. Unas acciones violentas, sangrientas, atroces, llenas de crueldad, de sadismo, de excitación sexual.
Pero Juan Luis desaparece en extrañas circunstancias el 29 de octubre de 2007 en Madrid. Alguien está dispuesto a hacerle pagar todo el daño, las palizas, las violaciones y los asesinatos y vengarse por todas esas víctimas que ha dejado por el camino y de las que ya ni siquiera se acuerda. Encerrado en un insalubre agujero, nuestro protagonista espera ser juzgado, condenado y ejecutado mientras nosotros, a través de su verdugo, conocemos toda su historia, todas sus víctimas, todas sus atrocidades. A través de una claustrofóbica y desgarradora historia, conforme pasamos las páginas nos debatimos entre la lástima por el protagonista, que se encuentra encerrado, encadenado, privado de agua y comida y continuamente drogado con diversos medicamentos y, por si no fuera suficiente, sufre unas peculiares operaciones quirúrgicas a manos de su verdugo, y el odio, el asco, la repugnancia e, incluso, el miedo que nos provoca su pasado. Cuanto más nos adentramos en la novela, más duras, crueles y enfermizas son las historias que conocemos. Tengo que confesar que en algunos momentos he tenido que cerrar el libro porque las escenas eran demasiado fuertes y tan bien narradas y descritas que han conseguido revolverme el estómago. Pero, aun así, no podía dejar de leer. Esta historia provoca repulsión con la misma intensidad con la que fascina. Y, al contrario de lo que pensé al leer la sinopsis, al asistir a la presentación y al escuchar las primeras páginas de la novela, esta historia no se parece a ninguna de las películas de Saw. No tiene nada que ver. Es más cercana, más actual, más original, más sincera, más humana. Cuando nos equivocamos al introducir el número PIN de nuestro teléfono móvil no está todo perdido, tenemos una última oportunidad. El número PUK. Y de eso habla precisamente esta historia, de la última oportunidad en la vida de su protagonista. Pero aquí no hay móviles ni números de teléfono, sólo la mente de un psicópata en la que Coan Gómez nos introduce sin que podamos hacer nada para evitarlo. No podemos resistirnos. Porque, nos guste o no, nosotros también nos encontramos a merced no sólo del verdugo sino, sobre todo, del propio Juan Luis. De su historia, de su pasado, de su locura. También somos unas víctimas. Porque también sufrimos un encierro voluntario del que no sabemos, o quizá no queremos escapar. Y también sufrimos, nos estremecemos, nos impresionamos. Porque esta historia impacta. Y mucho. Con sólo 90 páginas, es intensa, desconcertante, extrema, salvaje, brutal. Una historia que nos puede gustar o no pero que, desde luego, no deja a nadie indiferente. Una historia que nos deja sin aliento, sin respiración, que nos atrapa desde la primera hasta la última página y que, especialmente con su final tan inesperado e impredecible, nos graba el número PUK en la memoria.