La célebre frase de Alejandro Sabella sirve para explicar lo sucedido en la segunda división del fútbol inglés. El Watford FC precisaba un gol más para clasificar a la final por el tercer ascenso a la Premier League (Cardiff y Hull ya subieron) y cuando iban 96 minutos tenía penal en contra. Apenas 20 segundos después festejó su pasaje al partido decisivo, con invasión incluida.