Primer día de Perón en su tercera presidencia. 15 de Octubre. 3 días atrás había jurado junto a su tercera esposa y vicepresidente. Estableció un sistema de trabajo de medio día. Cerca de las 13 volvía a su casa luego de atender en su despacho.
Un columnista político, Mariano Grondona, definió con certeras palabras, a poco de comenzar el proceso del retorno del peronismo, la filosofía que lo orientaba: una política distributiva y no productiva. Esa fórmula casi suicida desencadeno en el país una acentuada anarquía en todos los órdenes. Los compromisos con la izquierda que Perón en su momento asumió desde el exilio, pesaron más de lo que el mismo había previsto. Una ley de contratos de trabajo inauguro una nueva palabra: “ausentismo”. Un “rígido” control de precios artificial produjo el desabastecimiento y el mercado negro. Una mayoría total en el Congreso y la apatía casi generalizada de la oposición, hicieron del palacio legislativo una maquina paquidérmica e inútil.
Los 7.400.000 votos del peronismo de septiembre se fueron perdiendo poco a poco. Los argentinos habían optado por dar otra oportunidad a una corriente popular que parecía tener en sus manos la fórmula mágica para la solución de los problemas. Sin embargo los hechos se pusieron en contra: la filosofía de la distribución y de la no producción acabo con el mecanismo de creación de riquezas. Una ley de inversiones extranjeras estrangulaba la posibilidad de apertura de nuevos capitales. Un déficit impresionante en las empresas del Estado agotaba los escasos recursos monetarios. El Estado perdía el 800%. Las tres bases que sustentan una nación –Estado-trabajadores-empresario- se desnivelo hacia el sector exclusivo de los sindicatos, quienes tenían la última palabra sobre cualquier plan económico que se pusiera en marcha. Los 7.400.000 no habían querido eso.
Los encuentros Pero-Balbín fueron un capítulo aparte de los 1035 dramáticos días de peronismo. Se acercaron, depusieron viejos antagonismos, dialogaron, trataron de llegar a un acuerdo. Todo fue, sin embargo, estéril. No había base sobre la cual construir.
“CON ESTE VOY A CUALQUIER PARTE”. Agosto de 1973. Perón lleva del brazo a Balbín hasta la puerta de la calle de la casa de Gaspar Campos. “Con este voy a cualquier parte”, dice Perón. Hay expectativas por este acuerdo.Perón iniciaba su tercera presidencia dispuesto a poner orden y aniquilar a la subversión, pero tenía setenta y ocho años, una salud bastante deteriorada y debía mantener bajo control un movimiento que se hallaba sumamente dividido. La asunción de Perón coincidió, como había ocurrido en 1946, con un inesperado aumento del 65% de los ingresos por exportaciones y un rápido incremento de las reservas. Los precios del trigo subieron de 67 US$ la tonelada en 1972, a 116 US$ la tonelada a principios de 1974. Durante todo 1973 la inflación había disminuido constantemente, de una tasa anual de 80% en mayo, a solo 30% en octubre. Las políticas de congelamiento de precios y salarios funcionaron inicialmente y contribuyeron al éxito del plan y a dar la impresión de que el gobierno estaba en manos de un grupo con poder de arbitrar soluciones aceptadas por todos.Pero Se ignoró la Inflación Mundial. La insistencia por mantener el TC provocó una sobrevaluación del peso y esto constituyo un verdadero subsidio a las importaciones. Esta situación alentó prácticas de acumulación de productos importados (ej.: hierro y acero) con fines "especulativos" a la espera de una gran devaluación. Resultados: El resultado de esta política fue la pérdida de un gran cúmulo de reservas, que se hubiera podido evitar con un manejo distinto de la política cambiaria y de precios, permitiendo que los precios internos reflejen el alza de los precios internacionales. No obstante, la economía crece en los años 73-74 por encima del 6% anual, debido a que mayor consumo originado por la elevada emisión, fue atendido por la importante capacidad productiva ociosa existente al principio del período, y que pronto habría de ocuparse, ante una inversión productiva que estaba detenida.
El exceso en el gasto público por la designación de un gran número de empleados produjo un aumento del Déficit fiscal, y la inflación volvió a cobrar fuerza. Descontrol de la emisión monetaria. La situación se fue complicando al no atacarse las causas que producían la inflación. Prevaleció una política del GP sumamente dispendiosa (no sólo por el gobierno, sino también por Empresas Estatales), la causa principal de estos excesos del GP previno de la designación de gran número de empleados en todo el Sector Público sin tareas que cumplir (Desempleo disfrazado). Entonces en 1974, se aceleró el incremento de los precios con el consiguiente ajuste salarial. El gobierno optó por liberar algunos controles esperando con ello estimular las inversiones privadas.
Nada de eso prospero a pesar de los intensos esfuerzos del ministro de economía, José Ber Gelbard, para evitar que se desembocara en una híper inflación, situación que más tarde le termino estallando al gobierno de Isabel Perón, con el “Rodrigazo”.