Con la salida de M. Rajoy de la Moncloa y del Partido Popular se abrieron las puertas ocultas, detrás de ellas esperaban su ocasión los nostálgicos del franquismo y de su particular idea de lo que debe ser España, estos nostálgicos son los que ahora luchan para poder llegar al poder. El Clero al completo y una buena parte de las Fuerzas Armadas se han apuntado a la nueva Cruzada, con el apoyo incondicional del capital y de los medios de comunicación de su propiedad. Fundaciones y asociaciones franquistas han salido de su transparente armario para reivindicar las bondades del franquismo, unas reivindicaciones apoyadas, como no, en los riesgos apocalípticos del comunismo en particular, de la izquierda política en general y en la indisoluble unidad de España. Nada les importa a estos nostálgicos de la dictadura el precio a pagar por los españoles para conseguir sus objetivos. A muchos españoles tampoco parece importarles, !Ni democracia ni leches, lo que hace falta es ley y orden! se oye por ahí... Cuanta ignorancia.
En estas llega Vox, un partido de inspiración netamente franquista, xenófobo, machista, antieuropeista...y acreedor de varios calificativos negativos más, calificativos todos ellos que el resto de los franquistas comparten y aplauden, incluido su desplante frontal a los derechos humanos. Y, también en estas, los medios de comunicación ofrecen sus plataformas para la difusión de sus descaradas mentiras, al mismo tiempo que el PP hace suyos los postulados del partido de Abascal. Vox es el ingrediente que faltaba para llegar a una involución democrática solo comparable al golpe de estado de 1936.
Mientras todo esto ocurre el Jefe del Estado, permanece indolente en sus aposentos, rezando en silencio y a escondidas para que la derecha más extrema llegue al poder, y así despejar los peligros que una izquierda republicana representa para su bienestar y su hacienda. Los neofranquistas lo tienen todo: capital, clero, ejercito y monarquía; mientras que a los republicanos solo nos queda la ilusión, y cada vez más mermada.
Tras la muerte del dictador a los republicanos se nos impidió la celebración de un referéndum monarquía-república, y se impidió por la sencilla razón de que lo hubiéramos ganado. Han pasado ya más de 40 años y la República sigue en un cajón del que nadie parece tener la llave.
El franquismo enseñó a odiar a la República, lo hizo sin descanso y utilizando toda la represión de que era capaz, la consecuencia es que la gran mayoría de los ciudadanos españoles ven a la República como un peligro a evitar. Resulta innegable que los republicanos hemos fracasado en la labor de transmisión de los valores republicanos. Aquellos que la defendieron con sus vidas ya no están entre nosotros, la mayoría de sus hijos ya han fallecido y muchos de los nietos de aquellos ya rozamos la vejez, a la República solo le quedan los jóvenes.
A esos jóvenes me dirijo ahora, transcribiendo parte de un artículo publicado por un marino fiel a la república. Lo escribió a bordo del crucero "Libertad", en el mes de septiembre de 1938, dice así:
“La sangre derramada, la que queda aún por derramar y el gigantesco esfuerzo que está haciendo la juventud española por la libertad e independencia de su Patria tiene que dar el fruto debido.
Este fruto no lo recogerán los que , llenos de vida y entusiasmo caen gloriosamente, ni los viejos que sobrevivan a la lucha, tampoco lo recogerán en toda su madurez ninguno de los que hoy luchan por tan noble y sublime causa, sino nuestros hijos y nuestros nietos. Ellos serán los que, libres e independientes lo recogerán en toda su extensión y disfrutaran la espléndida herencia, también aquellos que, egoístas y atónitos, contemplan nuestra gesta allende las fronteras; pues aparte de conseguir por nuestro propio y exclusivo esfuerzo, la emancipación social y soberana independencia, será nuestra victoria un sublime ejemplo a seguir por los proletarios del mundo entero.”Cunado esto se escribió la guerra estaba prácticamente perdida, a Negrín no le dejaron seguir luchando, solo los comunistas le apoyaron, y aquel que lo escribió seguía alentando a la lucha por la libertad, seis meses después los franquistas lo asesinaron en Cartagena, su delito: ser fiel a la República y luchar por ella hasta su último aliento.
Nuestros jóvenes, y los que no lo son tanto, necesitan saber, y no serán los franquistas los que les inculquen los ideales y valores republicanos, esa es tarea de los que bien los conocemos y en esa obligatoria labor no debemos desfallecer ni un solo día.
Salud y República.
Benito Sacaluga