Nuria Varela: Íbamos a ser reinas

Publicado el 26 diciembre 2017 por Libros Prohibidos @Librosprohibi2

Título: Íbamos a ser reinas. Mentiras y complicidades que sustentan la violencia contra las mujeres
Año: 2002
Editorial: Ediciones B (Edición actualizada, 2017)
Género: Ensayo

Un libro aterrador pero necesario

En Íbamos a ser reinas, Nuria Varela nos presenta una serie de testimonios de mujeres que han sido víctimas de violencia de género por parte de sus ex parejas. A partir de sus experiencias, la autora despliega sus conocimientos y los de otros expertos en diversas materias a fin de tratar de comprender qué genera este comportamiento, cuáles son sus causas y de qué forma la sociedad y las instituciones lo respaldan y toleran, ya sea a sabiendas o inconscientemente.

Cuando le llegó el turno a esta obra, no sabía muy bien qué me iba a encontrar, pero desde luego no se parecía demasiado a lo que finalmente obtuve. Aunque me interesa, no soy una experta en el tema, no conozco estadísticas ni suelo leer libros al respecto. Así que para mí ha sido una sorpresa gratificante que un libro como este haya terminado cayendo en mis manos. Lo primero y más importante que me gustaría decir es que, si lo que dice Nuria Varela es verdad (y no digo que no lo sea, sino que me gustaría que no lo fuera), debería estar muy asustada. Ha habido trozos en los que se me han revuelto las tripas. Creo que nunca me había pasado, seguramente porque no acostumbro a leer ensayos y no suelo cruzarme con situaciones en las que las palabras son más que ociosa narrativa. Pero lo que casi convierte este manuscrito en un libro de terror, es que lo que pone, lo que cuenta, ha pasado de verdad. Y hay momentos en los que es tan surrealista que no sabes si reír o llorar. Ha habido pasajes en los que me he quedado francamente perpleja, en los que la indignación me ha dejado sin palabras y todo lo que podía pensar era: "¿Pero qué demonios...? ¿Te estás quedando conmigo?" y alguna que otra cosa más bastante subida de tono que es mejor que no transcriba.

Con vuestro permiso, voy a poner algunos fragmentos, que no tienen desperdicio:

No puede considerarse como "particularmente vejatoria o degradante" la conducta de un violador que amordazó a su víctima, la amenazó con un cuchillo y la penetró vaginal y bucalmente, porque posteriormente le ofreció un vaso de agua. Sentencia de la Audiencia de Pontevedra dictada en el mes de junio de 2000.

El 4 de abril de 2001 los medios de comunicación se hacían eco de que la Audiencia de Barcelona había impuesto la pena mínima de seis años de prisión a un policía que obligó, revólver en mano, a una niña de 13 años a practicarle una felación, al considerar que no puede agravarse la pena porque la menor ya había tenido relaciones plenas antes de los hechos y, por lo tanto, decía la sentencia "no se trata de una persona absolutamente inexperta en el tema de la sexualidad".

Y más tarde te enteras de que esas penas mínimas suelen anularse después, por lo que estos personajes se van de rositas. ¿Cómo no me va a hervir la sangre? Yo quería hacer una reseña libre de esos malos sentimientos y poder explicar sin enfadarme que lo consideraba un muy buen libro para adentrarse en el tema de la violencia de género y que las personas deberíamos leer más sobre este asunto, porque es un problema real en España y que, en lugar de hacerse más pequeño, parece que solo se hace más y más grande.

De verdad que quería explicarme de otro modo, incluso yo noto indignación en mis palabras, pero no puedo. Es volver a darle vueltas y toda esa marea de enojo vuelve a incordiarme.

Podría seguir mostrando algunos más de estos fragmentos contenidos en Íbamos a ser reinas, dado que el capítulo del que he extraído las citas anteriores, titulado "El maltrato judicial: Ni derechos ni libertades" y dedicado al trato que la ley da a los casos de violencia de género, es especialmente aterrador. Ha sido en ese capítulo en el que he descubierto que si algún día mi pareja me maltrata, es muy probable que la justicia no solo no me respalde, sino que tampoco me proteja. Por lo que, a mi juicio, le he sacado beneficio a la lectura. Ahora como mínimo soy menos ingenua.

"De la cárcel se sale, de la tumba no"

Iba a hablar más detenidamente de los temas que toca Íbamos a ser reinas, pero me temo que me he ofuscado y he acabado yéndome por otros derroteros. El ensayo trata una amplia variedad de aspectos que afectan a la violencia de género en el ámbito de la pareja. Desde los mitos que la sustentan, como ese supuesto de que la violencia solo se da en familias pobres o les acaece a mujeres con pocos estudios, pasando por las secuelas psicológicas que llegan a arrastrar los hijos, la violencia contra la mujeres jóvenes (que, paradójicamente, es mayor que la que sufren las mujeres adultas), o, una cuestión que me parece especialmente interesante y elemental para terminar con la desigualdad ideológica entre sexos, el capítulo dedicado a la construcción de la masculinidad.

El libro nos acerca también a temas más conocidos como el abuso sexual, económico y psicológico que sufren las víctimas o nos expone mediante cifras y estadistas el poco interés social que despierta la violencia de género a pesar de que, según la Organización Mundial de la Salud, la violencia contra las mujeres es un problema que alcanza "proporciones epidémicas".

Los testimonios que nos presenta Nuria Varela, esas mujeres de pequeños pueblos andaluces que nos relatan sus experiencias con sus parejas son muy extremos. No terminaron en muerte o suicidio, pero se quedaron a las puertas. Más de una comenta esa ocasión en la que su marido apareció de la nada con un cuchillo e intentó apuñalarla y como algunas se refugiaron en el baño mientras otras, sacando fuerzas de algún lugar, se atrevieron a enfrentarse a su maltratador. Resulta increíble creer que una relación entre dos personas pueda degenerar hasta un punto tan terrible.

Solo puedo concluir que Íbamos a ser reinas es una lectura muy recomendable para hombre y mujeres y todavía actual, aunque la esencia del libro (que ha sido actualizado hace poco) tenga ya algunos añitos.

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