O ellos o yo

Publicado el 01 diciembre 2014 por @igarro @igarro

El fútbol está podrido porque está rodeado de violentos que aprovechan e instrumentalizan un espectáculo para desahogarse y golpearse hasta la muerte. El “modus operandi” es muy simple: un imbécil se escuda en dos banderas, una es la del equipo de su ciudad y otra es la de una ideología política. Una vez cumplido el primer paso, se une a otros cientos de imbéciles que se funden en su cruzada bajo los mismos estandartes. Ahora solo queda la creación de enemigo común: los radicales de otro equipo con la que no coincide la enseña ideológica.

Es algo tan ridículo y vergonzoso que no sería posible en ningún otro espectáculo: ¿os imagináis que cien tíos fuesen al cine ataviados con simbología fascista y silbando e insultando a un actor? ¿Os imagináis que se citasen con otros cien individuos una hora antes de la proyección de la película para darse palizas?. Y lo que sería peor, ¿qué os parecería que los productores y las empresas de distribución y exhibición dijesen que eso no es un problema del cine sino un problema de la sociedad? Desde el mismo momento en que los violentos instrumentalizan el cine para conseguir sus medios (pelearse con los que tienen una ideología contraria a la suya) sería un problema del cine.

“Jimmy” no es el primer fallecido a costa del fútbol y sospecho que no será el último. Estos grupos radicales están amparados por los dirigentes del fútbol bajo la manida excusa de que animan fielmente a su equipo. Es deleznable. Quien los debieran defenestrar, los acogen y excusan. Con acogerlos me refiero a regalarle entradas, permitirle guardar sus banderas, carteles y demás en el propio estadio del club y sacarle hierro a sus fechorías.

Además, en estos enfrentamientos entre grupos radicales se producen curiosos compañeros de cama. En la reyerta entre los “Riazor Blues” y el “Frente Atlético” estaban presentes otros grupos radicales del fútbol de Alcorcón, Vallecas y Gijón. La única explicación que se le puede dar es que les importa un pimiento el deporte, lo único que les importa es pegarse, pero eso no exonera a los dirigentes.

Este sábado iré al Santiago Bernabeu a ver a mi equipo de fútbol jugar un partido. Os prometo que no me citaré con nadie para pegarme con ellos, ni siquiera provocaré a nadie. Pero nadie me puede garantizar que no me maten. Es así de triste y algo que solo pasa con el fútbol.

Lo único que nos queda hacer a los que sí nos interesa el fútbol sin ningún tipo de anclaje ideológico – solo como un deporte en el que quieres que gane tu club – es, exigirle a los dueños de este espectáculo (LFP, FEF y dueños de los clubes) es que echen a esta gente de los estadios. Quiero sentirme tranquilo viendo un partido de fútbol, sin temer por mi integridad.

¡¡¡O ellos o yo!!!