A una treintena de kilómetros de Almería capital se halla el Desierto de Tabernas, paraje natural desde 1989 y uno de los lugares más impactantes y extraños de la Península.
Provistos de agua y de buen calzado, el Desierto de Tabernas brinda la posibilidad de adentrarse en él a través de cómodos senderos para realizar a pie o en bicicleta de montaña.
En el corazón del desierto se halla Oasys, el parque temático del desierto, un túnel del tiempo que nos retrotrae a paisajes y realidades más cercanas al Oeste americano que a las ramblas y cárcavas próximas a la costa almeriense y al Cabo de Gata.
Vaqueros armados, con sombreros, pañuelos al cuello, chalecos, botas y espuelas son la indumentaria de los protagonistas de estos parajes.
Un salón con música y hermosas chicas bailando; en la barra, un camarero repeinado que sirve licores en pequeños vasos y de repente el sonido ensordecedor que sobresalta a clientes y empleados.
En la polvorienta calle del poblado unos forajidos han atracado el banco y han reventado con pólvora la caja fuerte. El sheriff sale tras ellos en su caballo. Los cómplices aparecen por todas partes. La pólvora de los disparos y las pisadas de los caballos velan el aire. La confusión es general.
Una bala hiere en el brazo al sheriff. Pero el malo, como en una película recuperada de la memoria del spaghetti western, ha caído. Los demás han huido, pero han dejado el botín atrás. Los espectadores aplauden. La función ha terminado. (El Mundo)