Oaxaca siempre en terapia intensiva

Publicado el 02 septiembre 2016 por Pachecoperal

“Muere el sol en los montes, con la luz que agoniza. Pues la vida en su prisa, nos conduce a morir” 

-Macedonio Alcalá

Termina el verano. El calor comienza a disiparse. El otoño hace su entrada con su tradicional cambio de temperatura. Y como en Oaxaca siempre tenemos que ser “tierra de tradiciones”, cliché de los clichés, seguimos en conflicto.  Arraigada tradición ya en nuestro repertorio de tantas. Este año potencializado por diversos factores como las elecciones a gobernador y la reforma educativa, el ya eterno conflicto magisterial sigue activo, y no parece tener fin ni al corto o mediano plazo.

En el ámbito político y social en Oaxaca, las contradicciones radicales son el pan de cada día. Es la paradoja del sureste mexicano, siempre ese constante juego político de simulaciones.  El lugar en donde Guelaguetza se sabotea pero a la vez el auditorio se ve lleno y a reventar; Oaxaca a punto del colapso económico, pero a la vez con mucha gente que gana más dinero en el conflicto. Es quizá esta surrealidad que nos define en México, donde los “anarquistas” luchan por plazas dentro del Estado, mientras que los “Neoliberales” entienden el “Libre Mercado” en forma de Monopolios Estatales a precios risorios y a crédito.

Así, el Gobierno Federal no ha resuelto nada, y parece que su intervención solo vino a empeora la situación. El Gobierno Estatal es cada vez más inexistente en sus últimos días al cargo. Y la Sección XXII y sus aliados que conforman el movimiento magisterial no dan tregua. Los ciudadanos del Estado parece que ya no creen en nada. 35 años de conflicto, así como los últimos 10 de intensidad constante alta, han hecho a los Oaxaqueños con una capacidad para llevar la penosa situación.

Pero muchos dirán, “Oye, Oaxaca es más que el conflicto”. Y hay algo, o mucho de verdad en eso. Y claro en Oaxaca siempre uno se distrae. La deliciosa comida. Los variados bailes. Diferentes regiones. Increíbles ecosistemas y maravillas naturales. Culturas milenarias vivas. Diversidad en todos los sentidos. Pero al final siempre innegablemente el conflicto.

Ya que más se puede decir. Que más se puede escribir. Desgastarse por encontrar culpables por la situación en la que se encuentra Oaxaca. Si lo más triste es que ya nadie parece estar realmente buscando soluciones. Ideas nuevas, que no repliquen ideologías anacrónicas del siglo XIX. Las ideologías como las definió el siglo XX: Liberalismo, Socialismo y Conservadurismo[1],

Esa confrontación definitoria de inicios del siglo pasado Izquierda vs Centro vs Derecha, las tres grandes bloques ideológicos que aunque con variantes en el ¿Cómo?, todos entendían y buscaban el poder estatal para la transformación social. Para encontrar el bien común. Parece que este escenario ideológico es como la mayoría intenta entender lo que sucede. Pero la verdad Oaxaca parece estática. Como una representación teatral, un performance actuado, de una supuesta lucha de clases que parece que inicio en lo setentas, quizá antes, que muchos aseguran que continua, pero que la verdad que como que parece que jamás sucedió.

Las ideologías modernas; con sus infinitos apellidos e ismos; parece se encuentran en crisis al no poder dotar de soluciones reales a los problemas y realidades sociales de 2016. Ni en Oaxaca, ni en México, ni en la mayoría del mundo occidental. Para muchos más ejemplos es solo necesario leer las noticias y convencerse que tanto el Liberalismo, como la Izquierda Internacional, como los conservadores, ofrecen soluciones sociales caducas. Hoy en día vivimos en una era en donde la lucha ya no es entre ideologías políticas, sino por la sobrevivencia del conjunto, de la especie. La lucha es versus nosotros mismo, y nuestras actitudes que nos autodestruyen y nos condenan. De buscar ser mejores. Y de encontrar soluciones reales para rescatar lo mucho que es Oaxaca. O a lo mejor lo poco que nos queda.

Este Oaxaca 2016 en donde el hartazgo se ha vuelto en desilusión. La desilusión en una extraña indiferencia. Y los actores políticos siguen en el juego constante. Declaraciones, Políticas Públicas, Movilizaciones, Paros, Enfrentamientos, Reformas, cambios de gobierno, y cientos de etcéteras. Y la realidad es que Oaxaca sigue, de una u otra manera siempre tan igual. Esta hermosa y mágica tierra, donde “todos pasa, pero nada cambia”. Siempre entre el conflicto y él NUNCA TE ACABES.  Un Oaxaca siempre tan vivo, pero que al mismo tiempo siempre está en terapia intensiva.

@Pachecoperal

[1] Wallerstein Immanuel; “Después del Liberalismo”. Siglo XXI. México 2011.