El pasado 13 de Noviembre, el analista político John Hudak, miembro de la Brookings Institution, visitó Barcelona. Junto al periodista y blogger Jordi Pérez Colomé, el politólogo del prestigioso think tank diseccionó el impacto de la victoria republicana en las elecciones del Congreso y dio algunos trazos sobre como eso puede afectar al final de mandato de Obama y a las presidenciales del 2016. La conferencia nos dejó con una serie de claves sobre el rumbo de la política estadounidense de los próximos años:
1) Elecciones contra Obama
Como analicé en el último post, la derrota demócrata en las elecciones al Congreso en Estados Unidos han sido más una queja a la administración Obama y a su impopularidad que una muestra de apoyo a los republicanos. Según Hudak, Obama será recordado por ser el mejor de la historia en campaña presidencial pero, a su vez, uno de los peores presidentes comunicando. “No es que sus medidas no sean buenas sino que no sabe convencer a los ciudadanos como hacían sus predecesores”, asegura.
Uno de los factores más determinantes es que las Midterm son, históricamente, unas elecciones que benefician al partido de la oposición y donde se moviliza mucho más el electorado conservador. Quizás uno de los indicadores que mejor demuestran el rechazo a Obama y a la vez a la obstrucción republicana han sido los votos contradictorios en estados como Arkansas, Alaska o Colorado. Ahí, los conservadores han ganado escaños en el Senado pero también se ha votado a favor de medidas liberales como legalizar la marihuana, aumentar el salario mínimo de los trabajadores o tumbar las enmiendas contra el aborto.
2) Hillary Clinton, el baluarte demócrata
Hudak no tiene ninguna duda sobre eso, Hillary Rodham Clinton será la próxima presidenta de los Estados Unidos. Aunque la exsecretaria de Estado aún no se ha postulado oficialmente, su actividad durante la campaña ha dejado claro que esa es su meta. El vicepresidente Joe Biden y el gobernador de Maryland Martin O’Malley también parecen tener los ojos puestos en la Casa Blanca.
“Sería un desastre que Clinton no fuera a las primarias”, asegura el analista, “pero eso queda fuera de toda previsión”. Aunque el nombre de la senadora Elizabeth Warren también suena con fuerza entre la base más progresista, es muy probable que se aparte si Hillary decide encabezar a los demócratas. Clinton es una insider y se la ve muy atada a la alta política de Washington y a los círculos económicos de Wall Street que Warren denuncia. “Eso también significa experiencia y, al fin y al cabo, es lo que buscan los americanos”.
3) Las claves de una presidencia demócrata
“Para asegurar la presidencia, Clinton deberá movilizar la coalición de base que impulsó a Obama”, asegura Hudak. Ese electorado es, básicamente, las minorías y las mujeres. Para asegurarse una victoria, los demócratas necesitarían recuperar el 72% del voto latino, el 70% asiático y el 95% negro. La nula aproximación de los republicanos para persuadir a este importante segmento de la población da alas a los progresistas. El segundo caso parece más factible, ya que Hillary sería la primera mujer presidiendo los Estados Unidos.
Los demócratas también contaran con otro factor a su favor, la participación. Mientras que en las midterms fue de sólo un 36% de la ciudadanía, en las presidenciales votan alrededor de un 60% de los estadounidenses, como ya pasó en la reelección de Obama en 2012. Así como la baja participación de estas últimas elecciones lo perjudicó, un mayor interés de los electores beneficia a los progresistas.
El conocimiento en política exterior también será fundamental en los debates a la presidencia. Los estadounidenses están muy preocupados por la foreign policy de sus líderes y, según Hudak, el conocimiento y experiencia de Hillary en éste terreno le puede dar toda la credibilidad que le faltan a los posibles candidatos republicanos.
4) Los republicanos no tienen a nadie
“Los demócratas tienen a Hillary, los republicanos no tienen a nadie”. La multitud de nombres y perfiles que suenan entre los conservadores puede ser una baza difícil de superar. Según el analista de la Brookings, el Tea Party no ha jugado bien las midterms aún tienen nombres de peso en el Congreso como Rand Paul, Ted Cruz o Joni Ernst que serán un quebradero de cabeza para John Boehner y Mitch McConnell, el nuevo líder de la mayoría, que tendrá que hacer maniobras para contentar a todas las sensibilidades del partido.
De entre estos nombres, Ted Cruz y Rand Paul son los que apuntan directamente a la presidencia. Hudak se muestra muy escéptico con el primero, baluarte del reaccionario Tea Party. “Cruz es bueno en televisión, sabe ser polémico e incendiario, pero en un debate o en speech para convencer al electorado está perdido”. Paul tiene más probabilidades, ya que se muestra más conciliador y se muestra más capaz de poder captar votos de las minorías. Aún así, Hudak tiene su elección clara y piensa que la batalla en las presidenciales será entre Hillary Clinton y el congresista de Wisconsin Paul Ryan, compañero de fórmula de Mitt Romney en 2012.
5) ¿Qué hará Obama los dos próximos años?
Desde la derrota demócrata y los constantes palos a Obama, el presidente ha seguido su agenda y ha marcado la prioridad en temas muy alejados de los republicanos como las mesuras contra el cambia climático pactadas con China o su apuesta personal por la neutralidad de Internet y la reforma migratoria. “Obama deja claro que aún manda, que él sigue siendo presidente y seguirá con sus medidas”, analiza Hudak.
La popularidad de Obama está por los suelos así que no se juega nada. Como han hecho los republicanos en los seis últimos años, el presidente vetará las medidas de los conservadores, empeñados en tumbar la reforma sanitaria. “El Congreso se enfadará mucho pero la agenda política de Obama seguirá adelante”.
6) La Casa de Representantes está perdida por un largo tiempo
Además de ganar el Senado, en las midterms también se tiñó aún más de rojo la Cámara de Representantes. La victoria republicana fue de tal envergadura que deja a los demócratas sin opciones reales de recuperar terrenos hasta dentro de unos años. Con la obtención de 12 escaños por los conservadores, la diferencia escala hasta los 60 en una cuesta demasiado empinada para los progresistas, que se centraran en las presidenciales. Hudak augura que hasta el 2020 o el 2022 será casi imposible ver una Cámara de Representantes de azul.