ANDRÉS OPPENHEIMER
AOPPENHEIMER@ELNUEVOHERALD.COM
publicado por el nuevo herald
Si el presidente
Obama y el probable candidato republicano Mitt Romney dedican algún tiempo a hablar sobre Latinoamérica durante la campaña para las elecciones de noviembre, lo más probable es que la discusión se centre en la siguiente pregunta: ¿Quién perdió Latinoamérica?Los republicanos, a traves de legisladores como la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Camara de Representantes Ileana Ros Lehtinen y el miembro del Comite de Relaciones Exteriores del Senado Marco Rubio, ya están criticando a Obama por lo que consideran una rápida decadencia de la influencia económica y política de Estados Unidos en Latinoamérica durante su mandato.¿Pero tienen razón? Y las soluciones que ofrecen —incluyendo posturas más duras contra los gobiernos que violan las libertades democráticas - ?funcionaran?Estudios recientes realizados por la Comisión Economica Para Latinoamérica y el Caribe de las
Naciones Unidas (CEPAL) no dejan dudas de que Estados Unidos ha perdido parte de su cuota de mercado en Latinoamérica, especialmente en Sudamérica. Veamos:-Las inversiones de Estados Unidos en Latinoamérica, que eran por lejos las más grandes de la región hace unas pocas décadas, representaron el 18 por ciento del total de las inversiones extranjeras de la región en 2011. En comparación, las inversiones conjuntas de los 27 paises de la Unión Europea representaron el 40 por ciento del total de las inversiones extranjeras en la región. Estados Unidos sigue siendo el mayor inversor individual, seguido por España.- En lo que hace al comercio, el porcentaje de las importaciones mundiales de Latinoamérica que procede de Estados Unidos cayó del 55 al 32 por ciento en la última década. De manera similar, el porcentaje de las exportaciones mundiales de
America latina que fueron a Estados Unidos cayó del 61 al 42 por ciento durante la última década.-Mientras que Estados Unidos solía tener una “visión estratégica” de la región en las décadas pasadas, cuando proponía planes como la Alianza para
el Progreso o el Área de Libre Comercio de las Américas, no existe hoy ninguna iniciativa de tal magnitud.Los críticos de Obama añaden que, en el ámbito político, Estados Unidos también ha perdido terreno. Durante la reciente Cumbre de las Américas del 14 de abril, cuando se reunieron el presidente Obama y 33 jefes de estado de la región, no se logro aprobar una resolucion final por diferencias sobre Cuba y los reclamos argentinos de las islas Malvinas.Además, los críticos señalan que los países latinoamericanos han creado recientemente nuevas instituciones regionales como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Aunque estas organizaciones son vistas por muchos como meros sellos de goma, fueron creadas para excluir a Estados Unidos de las decisiones regionales.Roberta Jacobson, la nueva jefa de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo en una entrevista que, contrariamente a lo que alegan los críticos, las encuestas revelan que la imagen de Estados Unidos —y del presidente Obama— en la región “es muy alta en este momento”, y el turismo latinoamericano hacia Estados Unidos “ha explotado” hasta llegar a cifras sin precedentes.“No es que estamos perdiendo influencia en Latinoamérica, sino que hay otros actores, tales como China, que están comerciando con la región”, me dijo Jacobson. “Eso no sólo puede beneficiar a Latinoamérica, sino también a Estados Unidos”.En un discurso ante el Centro para la Política Hemisférica de Miami, Jacobson agregó que desde que asumió Obama, las exportaciones de Estados Unidos a las Américas han aumentado más de 200 mil millones de dólares, alcanzando los 650 mil millones, y hoy representan el 42 por ciento del total de las exportaciones estadounidenses.Con los acuerdos de libre comercio recientemente aprobados con Colombia y Panamá, Estados Unidos tiene ahora acuerdos de libre comercio con 12 países de la región, y está buscando “el éxito colectivo de este hemisferio”, dijo Jacobson.Mi opinión: Estados Unidos ha perdido parte de su anterior influencia económica en Latinoamérica, pero esa tendencia se inició durante la administración del ex presidente George W. Bush, y no es una tragedia irreversible para
Washington.Es un fenómeno que tiene mucho que ver con el enorme aumento de las compras de materias primas de la región por parte de China, algo que probablemente disminuirá en los próximos años por la desaceleración de la economía china, y por el hecho de que algunos países sudamericanos no querrán convertirse en economías mono-dependientes de materias primas.En próximas columnas nos referiremos a las propuestas de Obama y Romney para Latinoamérica.Pero, en lo que hace al papel que jugará Estados Unidos en la región en los próximos anos, no sería de extranar que sea algo semejante al que Alemania representa actualmente en Europa. Lo más probable es que Washington, en lugar de una superpotencia todopoderosa, será un primero entre iguales.
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