El presidente de la AEB, admirado en todas las instituciones penitenciarias por su exquisita y discreta codicia, cree que “ha llegado la hora de que los obispos compartan con los banqueros lo que tanto les hemos ayudado a conseguir”. Según el financiero, el miedo al infierno y el terror al desahucio han trabajado casi por igual para hacer de España un lugar seguro y confortable para la fe.
“Si, finalmente, la Banca se hiciera con el 47 % de todas esas almas –termina esta noticia– se abriría un nuevo periodo de esperanza para la comercialización de un sinfín de productos bancarios irregulares, semi-tóxicos, tóxicos y deleznables que tanto recelo están causando ahora entre los clientes”. “Pero no es solo su dinero lo que anhelamos, sino su amor”, han aclarado desde el Banco de Santander. “La mitad de ese amor a Cristo es nuestro”, han añadido desde la Central Nacional de Coordinación de Estafas a Pensionistas y Ciudadanos con Escasa Cultura Financiera, que la Asociación Española de Banca posee en el Casino Puputah, de las Islas Vírgenes.