Hace unos días, un gorro con patas se esfumó. El sitio era el Museo de arte contemporáneo de Castilla y León. Lugar por el que transitan cientos de personas cada día, por lo que las esperanzas de recuperarlo se reducían al mínimo. Pero no! Resulta que la gente es bondadosa, mucho más de lo que la mayoría presumimos. Y cuál fue mi sorpresa que, después de llamar a los pocos días, me dicen que alguien lo ha encontrado y lo ha devuelto a recepción. Un alma caritativa que valoró lo que alguien estaba perdiendo, y lo puso muy por encima del beneficio personal que el gorro le podía reportar. Gracias, estimado desconocido. Y gracias a ti también, adorable gorrito, no sólo por quitar el frío, sino por devolverme la fe en la raza humana. Una vez más...
Hace unos días, un gorro con patas se esfumó. El sitio era el Museo de arte contemporáneo de Castilla y León. Lugar por el que transitan cientos de personas cada día, por lo que las esperanzas de recuperarlo se reducían al mínimo. Pero no! Resulta que la gente es bondadosa, mucho más de lo que la mayoría presumimos. Y cuál fue mi sorpresa que, después de llamar a los pocos días, me dicen que alguien lo ha encontrado y lo ha devuelto a recepción. Un alma caritativa que valoró lo que alguien estaba perdiendo, y lo puso muy por encima del beneficio personal que el gorro le podía reportar. Gracias, estimado desconocido. Y gracias a ti también, adorable gorrito, no sólo por quitar el frío, sino por devolverme la fe en la raza humana. Una vez más...