Observando las fronteras: los CIE también son europeos

Publicado el 24 noviembre 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

Captura del mapa de los CIE en Europa / Open Access Now

Hablamos siempre de los inmigrantes que mueren en los mares que bañan nuestras fronteras. En nuestras playas de anuncio. Hablamos de los repatriados, de los deportados en aviones de Swiftair y Air Europa. De quienes burlaron los controles y viven pegados a un macuto enorme y a una venta precaria de bolsos de imitación de Prada. Pero casi nunca de los Centros de Internamiento de Extranjeros, esas cárceles para infractores administrativos (peor aún, porque no están reguladas). ¿Son Marca España o Marca Europa?

Desgraciadamente, no son patrimonio español. El resto del Viejo Continente también encierra a las personas que llegan de otros países extracomunitarios sin la documentación reglada, en centros de detención. Y no sólo: en controles rutinarios también se puede detener a alguien que no lleve los papeles encima y llevarle a un centro hasta que demuestre que tiene permiso para vivir legalmente en el paraíso europeo. Migreurop lleva desde 2002 investigando y documentando los centros de internamiento y sus cifras son espeluznantes.

Uno de sus proyectos, Open Acces Now, lucha por conseguir el acceso libre de la ciudadanía y las asociaciones a los campos de extranjeros para controlar su estado. Alrededor de 600.000 migrantes son detenidos cada año en la UE -la cifra incluye adultos y niños- y asegura la organización que normalmente se trata de “simples decisiones administrativas”.

La ley europea que regula los CIE

La detención puede durar hasta 18 meses según la ley europea, durante los cuales los migrantes esperan una expulsión que sólo llega en la mitad de los casos. Cuando ésta se produce, no siempre tiene como destino el país de origen del detenido, sino que puede llegar a un tercer país con el que no tenga lazos de unión. La base legal se encuentra en dos directivas:

  • La directiva de acogida de los solicitantes de asilo
  • La de normas y procedimientos para el retorno de nacionales de terceros países. Más conocida como ‘directiva de las devoluciones’ o ‘directiva de la vergüenza’ entre las ONG.

¿Su crimen? Ejercer su derecho a abandonar cualquier país, incluido el propio, pensando que la UE era un lugar donde se respetaban los derechos humanos.

El mapa de los CIE de Europa

Migreurop se define como “una red europea y africana de militantes e investigadores con el objetivo de dar a conocer la lucha contra la detención de extranjeros y la proliferación de campos de detención como centro y corazón de la política exterior de la UE”. Otro de sus proyectos es closethecamps.org, un mapa interactivo en el que aparecen todos los centros del continente.

Son 393 cárceles de la vergüenza. Aparecen sólo aquellas donde la privación de libertad de las personas es total, repetimos, por cometer una falta administrativa leve. No sólo están dentro de la UE, también en los países candidatos a la adhesión y a las Políticas Europeas de Vecindad, como si fueran un requisito imprescindible y previo a la entrada al club. Por eso están también en Ucrania o Turquía.

El mapa no busca sólo señalar dónde están; también que ni asociaciones, ni investigadores, ni familiares de los detenidos pueden entrar con facilidad ni acceder a información sobre estas instituciones. Por no hablar de que el contacto con las personas encerradas en ellos es también muy difícil. Eso imposibilita desarrollar actividades de apoyo, de reivindicación o de sensibilización.

Damos una vuelta por el mapa y visitamos algunos campos. El de Lampedusa, foco mediático del drama de las pateras, no debería aparecer en la lista -que recoge sólo los campos donde la privación de libertad es total- y sin embargo, ahí está. Además, curiosamente ha reducido sus plazas de 800 a 250 entre 2011 y 2012, cuando empezó a convertirse en centro de atención. Mientras las plazas disminuían, aumentaba el tiempo de retención. Hasta 540 días pueden estar encerrados los inmigrantes hasta ser expulsados. 540 días son un año y algo más de 5 meses, mientras la norma europea no permite más de 18 meses.

Subimos hasta París, capital europea de una Francia cada vez más hostil a la inmigración gracias al triunfador discurso populista del Frente Nacional. La ciudad de las luces tiene dos centros y uno de ellos está en el mismísimo Palacio de Justicia. Caben 40 ‘reclusos’ que pasan allí hasta 45 días. Cumple con la normativa, claro, aunque 45 días están lejos de ser un ‘lugar de paso’ para los habitantes de sus calabozos.

Hay cinco CIE en Bélgica. En uno de los dos de Bruselas, La Caricole, a las afueras, junto a al aeropuerto de Zaventem, los 90 migrantes que pueden llegar a estar ahí no se sabe durante cuánto tiempo están encerrados. En la capital europea no podemos saber cuánto tiempo pasa una persona detenida por no llevar los papeles encima o no tenerlos. También en el país vecino hay centros de detención. Holanda cuenta con 3 campos. El de Utrecht tiene 540 plazas y aunque no hay una media de duración, el informe resalta que hasta 2012 el máximo que alguien podía estar en un CIE eran 540 días.

El mapa es eterno. Ucrania tiene 24 campos, 24 puntos cumplidos en la lista de requisitos para ser europeos. España se queda en 9. Las comparaciones ofrecen mil combinaciones. Como las lagunas de la ley, que permiten a cada país interpretarlas a su antojo. Pero lo más peligroso no es que la ley no llegue, es que mientras no podamos entrar en esos rincones oscuros y encender la luz, dentro puede pasar cualquier cosa. Y durante el tiempo que su dueña, la Unión Europea de los derechos humanos, quiera.