Normalmente asociamos la rapidez o la cantidad de tareas que procesas al día a ser muy productivo, pero esta no es una manera muy adecuada de medir nuestra efectividad. Ser productivo no significa ser muy rápido llevando a cabo tus tareas, sino hacerlas bien y con un uso óptimo de recursos.
Ser productivo no solo consiste en tachar tareas de tu lista, si solo tienes en mente terminar, terminar y terminar, puede ocurrir que algunas tareas las finalices de manera prematura, con errores o sin encaje con el flujo de trabajo de tu entorno o compañeros.
Una tarea mal ejecutada volverá a ti como un boomerang, teniendo repetirla, reformularla, corregirla, y esto si no pasa otra cosa peor, que vuelva multiplicada en otras cien tareas… en este caso si que hay una cosa cierta: a más errores, más tiempo.
Es una cuestión de perspectiva, si te focalizas solo en terminar la tarea puede ser que no visualices todas las posibilidades o soluciones que están a tu alcance (aquello tan conocido del árbol que no deja ver el bosque) o bien que te quedes solo, sin colaboración, sin visión global…y al final ¿qué? ¿de que te sirve? Frustración y más frustración.
Así que antes de lanzarte a ser el más rápido de la oficina, recuérdate lo que significa ser productivo, levanta la cabeza, observa el bosque y coge perspectiva, esto si que es una garantía para ser mucho más productivo.