En la literatura, como en todas las ramas del arte, existen incomprensibles esperando al margen de las cosas que jamás vamos a disociar con la garantía de garantizarnos una estadía inocua y fatídica en el léxico intecnico del suplicio cotidiano que acapara el propósito pretérito perfecto de la contradicción en la zolpa de la memoria urgente de besos crispados que humectan menos de lo que eyaculan.
Ahora bien, la materia prima de lo incomprensible es un erudito amable pero iracundo vociferando una teoría cierta pero descreída. La sinfonía de sílabas desafinadas merodeando en el oido absoluto de las capacidades. Por ejemplo: la muerte del drama y la dramatización de la muerte aparecen como coexistencia en la ruptura de la decencia que predomina el escaso riesgo filosófico en las tertulias del tiempo, mientras que la coherencia, enamorada por desertar, cumple su horario de oficina en las instalaciones de la conciencia.
La práctica de la nada misma se ubica un escalafón por debajo de una salud envidiable y un protestar tibio. A esto se le suma el manoseo de las partes íntimas de la sociedad del intelecto estable. Un cardumen de chips entre tanto nos limitan a la imaginación enajenada de imágenes al servicio de la domesticación impulsada por modelos de revistas que inducen a comprar porquerías que en nuestra economía no se reproducen. No importa que tan astuto seamos, la industria nunca a mostrarnos la pata con la que cojea. El resultado va a seguir siendo el mismo:
En un mundo en donde una técnica revolucionaria como el by pass sigue siendo menos importante que un gol de Maradona a la selección inglesa de fútbol, la tolerancia va a continuar esperando al margen de las cosas, al igual que lo incomprensible. Entre tanto seguiremos dando vueltas como gamsters en la misma jaula sin evitar la inevitable extinción de nuestra raza.
Nota de pie: este articulo fue redactado de un tiron y sin previas correcciones. Si usted no encontró relación alguna en el escrito y se está preguntando ¿por qué carajo me detuve a leer esto? el autor cumplió con su objetivo.