En la puerta de la Casa de las Sirenas, junto a la Alameda de Hércules, nos encontramos con este medallón que sirve de homenaje al pintor cantillanero José Pérez Ocaña fue un pintor naïf, anarquista y activista LGBT español, andaluz afincado en Barcelona que nació el 24 de marzo de 1947 y fallecido el 18 de septiembre de 1983 en la localidad de Cantillana.Aunque su arte era apreciado por muchos, Pérez Ocaña destacó por su forma de vivir, por expresarse libremente sin atender a las posibles consecuencias de un país todavía anquilosado en unos valores arcaicos y peligrosos.Era un personaje típico de las Ramblas, se travestía sin ningún tapujo a plena luz del día con una mezcla de andaluza y de religiosidad típica de su tierra, y vivía rodeado de los que le querían y entendían. De original vida, Pérez Ocaña también encontró la muerte de la manera más sorprendente. Volvió a Cantillana, para celebrar unas fiestas de carnaval y reunirse con su familia, a la que adoraba. Pérez Ocaña confeccionó un disfraz de sol, con papel, tela y bengalas, que desafortunadamente se quemó, produciéndole quemaduras mortales. El 18 de septiembre de 1983 Pérez Ocaña moriría en el hospital, una semana después de haberse quemado accidentalmente.Sigue leyendo >>>
En la puerta de la Casa de las Sirenas, junto a la Alameda de Hércules, nos encontramos con este medallón que sirve de homenaje al pintor cantillanero José Pérez Ocaña fue un pintor naïf, anarquista y activista LGBT español, andaluz afincado en Barcelona que nació el 24 de marzo de 1947 y fallecido el 18 de septiembre de 1983 en la localidad de Cantillana.Aunque su arte era apreciado por muchos, Pérez Ocaña destacó por su forma de vivir, por expresarse libremente sin atender a las posibles consecuencias de un país todavía anquilosado en unos valores arcaicos y peligrosos.Era un personaje típico de las Ramblas, se travestía sin ningún tapujo a plena luz del día con una mezcla de andaluza y de religiosidad típica de su tierra, y vivía rodeado de los que le querían y entendían. De original vida, Pérez Ocaña también encontró la muerte de la manera más sorprendente. Volvió a Cantillana, para celebrar unas fiestas de carnaval y reunirse con su familia, a la que adoraba. Pérez Ocaña confeccionó un disfraz de sol, con papel, tela y bengalas, que desafortunadamente se quemó, produciéndole quemaduras mortales. El 18 de septiembre de 1983 Pérez Ocaña moriría en el hospital, una semana después de haberse quemado accidentalmente.Sigue leyendo >>>