- Punto de partida: la separación entre las substancias, pues res extensa y res cogitans son opuestas, porque la primera es material y a segunda inmaterial, por lo que no hay conexión directa entre ellas.
- Para Malebranche, la comunicación entre ambas se produce por intermediación de Dios, en ocasión de cada evento que se produce en el mundo. Esta solución respeta el inicial dualismo cartesiano.
- El alma piensa, desea, etc., y en ocasión de este evento anímico, Dios activa los mecanismos de movimiento de nuestro cuerpo.
- A la inversa, un evento se da en el mundo, y en ocasión de este acntecimiento, Dios introduce en nuestra alma la correspondiente información sensorial.
Otra manera de explicar el ocasionalismo consiste en la metáfora del reloj:
- Dios es el relojero que ajusta cada vez que es necesario los dos relojes, el del mundo y el de nuestra alma.