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Occupy Gotham

Publicado el 05 septiembre 2012 por Moinelo @moinelo

Occupy Gotham

Fuente: ¿como acturaríaBatman frente al movimento Occupy?

El estreno en la gran pantalla de la tercera parte de la trilogía de Batman ha suscitado algunos comentarios y artículos por parte de personas de ambos lados del océano, que han querido ver una carga crítica e incluso difamatoria de la película hacia el movimiento Occupy Wall Street (el equivalente norteamericano del 15M español). Me ha parecido relevante por cómo la coyuntura política puede influir a la hora de percibir el mensaje de una película, la cuál estoy bastante seguro que de haberse estrenado en otro momento no habría ocasionado estas reacciones. Por este motivo he decidido compartir mi impresión sobre el tema, empezando por hablar algo de la película y de algunas circunstancias que rodearon su estreno.
Batman adquirió en la década de los 80 el aire oscuro y trágico que actualmente refleja, alejándolo de aquellas operetas algo absurdas e incluso ridículas en ocasiones, que la pareja de Batman y Robin protagonizó en los 60. Uno de los responsables de esta renovación es el reconocido dibujante y guionista de cómics Frank Miller.
Se dice que Christofer Nolan se basó para la tercera parte de su trilogía (The Dark Night Rises), en el cómic The Dark Night Returns de dicho autor, entre otros. Aunque ignoro si el director deseó plasmar en ella la posición ideológica del famoso dibujante y guionista, ésta ha sorprendido en cierta medida, sino por su color, si por su dureza. Este señor calificó de la siguiente manera al mencionado movimiento: 
"Occupy" no es más que una manada de borrachos, ladrones y violadores, una multitud ingobernable, alimentada por la nostalgia de la era de Woodstock y falsa justicia podrida. Estos payasos no puede hacer nada sino dañar a Estados Unidos.

No obstante, según las mismas fuentes otro de los autores en los que Nolan se ha basado, en este caso para la segunda parte (The Dark Night), es el también guionista Alan Moore (de su cómic The Killing Joke) con un prestigio equivalente o mayor incluso que Miller. En este caso, Moore destaca por ser opuesto en cuando a su opinión (y por lo visto, bastante más moderado):
“Occupy es sólo gente recuperando los derechos que siempre debieron ser suyos”

 

 

Batman: la leyenda renace

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Esta tercera entrega partía con la misión de cerrar el ciclo del héroe y dejarlo convertido en una leyenda sobre la que pudieran derivarse las conocidas historietas de los cómics. Lo consige, aunque con demasiados giros forzados e incómodas incertidumbres:
  • La caída y posterior ascensión del mito heroico se intenta articular a través de una «caída en un pozo» y posterior salida del mismo, el cuál es una prisión de lo más peculiar (obviamente, su significado es simbólico). Hay que añadir la «milagrosa» curación de la pierna, que hasta ese momento le hacía andar en bastón o con un arnés especial.
  • Bane pasa de ser un aspirante a villano digno sucesor del Joker, a convertirse en un pelele una vez se conoce la verdadera condición de la ultra-ecologísta Miranda. Si bien esto es admisible, no deja de parecer un desperdicio.
  • El final de la película recuerda al bucólico final-pegote de la primera versión de Blade Runner, por estar rodeado de extrañas incógnitas sin resolver, que no acaban de cuadrar con el resto del metraje.

En definitiva, para tratarse de una película de super-héroes el resultado es digno y estéticamente más fiel al cómic. El problema lo tienen (tenemos) los que la comparan con la segunda parte, que esperaban una continuación de su coherencia y realismo.

La carga política

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Es admisible que una obra refleje la orientación ideológica de los creadores y responsables que hay detrás de ella. Lo denunciable es que lo hagan de forma engañosa o parcial, pretendiendo llevar a cierto terreno al espectador. Es decir, de manipularle.
A grandes rasgos las orientaciónes ideológicas existen de forma similar a como existen las religiones: si fuera posible refutarlas no existirían. Entran en el terreno de lo no falsable. Personalmente no creo que exista niguna ideología que suponga la solución a todos los males de la Humanidad. Para empezar, porque nuestro principal mal somos nosotros mismos. Por tanto, todas la ideologías pueden tener presupuestos válidos, siendo en su aplicación práctica cuando comienzan a salir los problemas. Aquí es cuando el dogma ideológico y su falta de objetividad comienza a aflorar y estos problemas se ignoran. A esto se le añaden vicios típicos como el maniqueismo y la manía de simplificarlo todo a un «o conmigo o contra mi». Cuando esto confluye, se sobreviene el enfrentamiento en interminables discusiones de besugos.
Para analizar la carga política de Batman hay que tener en cuenta pues estos dos factores: uno), si nos molesta o no el mensaje y dos), en caso de que nos moleste, si lo hace por no coincidir con nuestro parecer particular o en cambio, por ser un mensaje confuso, incoherente o engañoso. Antes de hacer ninguna apreciación precipitada, lo más acertado parece que es partir de la opinión de los propios responsables. Nolan ha afirmado que no se ha pretendido utilizar la película para la crítica hacia ningún grupo concreto (la traducción es mía, lo siento): 
He tenido numerosas conversaciones con personas que han visto la película al revés. (...) Planteamos un montón de preguntas interesantes y las dejamos en el aire, simplemente como telón de fondo Lo que realmente estamos tratando de hacer es mostrar las grietas de la sociedad, mostrar los conflictos en los que alguien podría incidir para dividirla Se pueden obtener interpretaciones muy diferentes de lo que la película está apoyando o dejando de hacer, pero no se trata de nada de eso. Se trata simplemente de contar una historia. Si usted me dice: "¿Ha hecho una película con la intención de ser crítica con el movimiento Occupy Wall Street?" - Bueno, obviamente, eso no es cierto.   
Chistopher Nolan (declaraciones a la revista Rolling Stone)

En mi opinión creo que lo que ocurre es exactamente eso: se trata de contar una historia con determinadas conexiones con la actualidad, para una mejor identificación del espectador, ni más ni menos. Aún así, puede resultar interesante buscar algún tipo de mensaje político el cuál, sea intencionado o no, puede existir.

Las analogías

El problema fundamental de está película y su relación con el movimiento Occupy es que las escenas de la película que pueden recordar al conocido movimiento, son siempre protagonizadas por Bane y sus secuaces. «Los malos», para entendernos.
Si realmente hicieron la película para metese con los Occupy, esta es la manera más absurda y burda que se me ocurre. La comparación no resiste el más mínimo análisis. En ningún momento de la película se esconde que los que someten a Gotham son auténticos terroristas, mientras que sobre el movimiento Ocuppy no escucharemos cosas peores que las delaraciones de Miller, que por fuertes que sean, están muy alejadas aún de un grupo terrorista claramente organizado que intimida a la población con amenazas de muerte y que dispone de armas acorazadas y entrenamiento militar.
Esta situación me resulta muy parecida a la que se suscitó con El Código Da Vinci y los albinos. En la película aparece uno de ellos que resulta ser un asesino. Algunas agrupaciones de afectados por esta alteración genética se sintieron ofendidos por esta asociación. Aunque encuentro comprensible que pueda molestar, creo que en ningún momento pasó por la cabeza de nadie que los responsables de la película pretendieran ofender a estas personas.
Si se encuentra alguna alguna relación de este tipo, no queda más alternativa que pensar en alguno de los factores mencionados: que la historia hiere sensibilidades y la respuesta es fundamentalmente visceral. Pero, ¿cuales son esas analogías y por qué hieren sensibilidades?

Asalto a la bolsa

El movimiento Occupy se diferencia del 15M en que no está en contra tanto del sistema político, como del sistema financiero representado por la Bolsa de Wall Street. Tras las actuales revueltas en contra del sistema, los ataques de cualquier tipo al edificio financiero, ya sean con tirachinas que con tanques acorazados, están monopolizado por cierto tipo de defensores del movimiento Occupy.

Cargas policiales

La defensa del edificio de Wall Street por parte de unos polícias que no hacían sino que cumplir ordenes al servicio del orden establecido, los convierte ya en enemigos del movimiento. Que en la película aparezcan cómo héroes dando sus vidas por restablecer un sistema cargado de defectos, en lugar de otro con tantos o más defectos todavía y con ausencia de libertad, no gusta a los revolucionarios. Resulta preocupantemente revelador que no se vea la diferencia.

La actitud de «el pueblo»

Supongo que no queda claro en la película. La explicación de porqué la población no mueve apenas un dedo en contra de los terroristas es la siguiente: al principio de la misma raptan a un importante científico, el cuál era el único conocedor del funcionamiento de un novedoso reactor de fusión. De ahí su importancia. Ante la mirada de la mayor parte de la ciudad de Gotham, en un multitudinario acto en un estadio de fútbol americano, dicho científico es asesinado por Bane. A continuación, este explica la amenazadora situación ante la atónita mirada de todos: una bomba basada en el reactor de fusión ideado por el único y fallecido científico capáz de desactivarla, está a punto de estallar. Si alguien sale de la ciudad la bomba será activada por un detonador que está en posesión de alguien cuya identidad no es revelada. Bane miente, la bomba va a estallar de todas formas y no existe tal detonador, pero lo importante es el efecto que causa sobre una población desconocedora de la verdadera intención de Bane. No salir de sus casas.
Jack Vance nos muestra una situación con grandes paralelismos en su trilogía llamada con el revelador nombre de Los Hombres Libres (o Ciclo de Durdane). Un dictador llamado El Hombre sin Rostro, debido a que nadie sabe quien es, mantiene sometida a toda la población merced a un dispositivo en forma de collar que desde niños les es implantado en el cuello. La simple amenaza de morir decapitado representa una atroz manera de vivir subyugado, sin que aparentemente exista otra forma de cohacción directa. El paralelismo consiste en que en ambos casos no se conoce al responsable de un peligro que puede provocar la muerte inmediata. Al no ser capaces de personalizar en nadie en concreto, la población se entrega a un nihilismo deprimente. Respecto a cuales fueron las motivaciones de Vance, desconozo si está en contra de los Occupy, pero imagino que no pensaba en ellos.

La energía límpia

El utilizar un reactor de fusión como una bomba parecer ser que ha molestado a algunos. Los reactores de fusión actuales no representan peligro alguno en este sentido. Los más parecido que se conoce es la Bomba H (de FUsión de átomos de hidrogeno), la cuál se logra detonando en primer lugar una bomba A (de FIsión de átomos de uranio o plutonio). Por tanto, algunos lo consideran una difamación en contra de la energía de fusión, que para cierto sector constituye la energía limpia alternativa del futuro. El problema es que el reactor de fusión de la película es un tipo nuevo completamente distinto del actual, y por supuesto, completamente ficticio. No es más que un recurso habitual en la ciencia-ficción para, como dice Nolan, simplemente contar una historia. Por tanto, las analogías tendenciosas son una vez más producto de la imaginación del espectador que le duele que utilicen a sus «creencias sagradas» como vehiculos de destrucción.
Tal es así que parece ser que la fisión no es esa panacea en la que algunos confían de forma ciega. Según algunos estudios, proyectos como el ITER no parece tener fin y el número de dificultades y de inconvenientes hace dudar seriamente no ya de su viabilidad, sino de la conveniencia social de destinar fondos a esta causa en lugar de a otras cuyo beneficio puede ser mas inmediato, como las energías alternativas. No acaba aquí la cosa, ya que aún siendo finalmente acabado un reactor rentable y viable de fusión, sólo las grandes potencias podrían llevarlo a cabo. Por tanto, representaría un motivo más para aumentar la gran brecha energética existente entre los paises del primer y tercer mundo. Lo que son las cosas, al final resulta que Batman es más ecologista e igualitario que la propia Miranda.

Conclusión

Ser objetivo y neutral, si es posible, en un mundo dividido económica y políticamente significa ir por el camino más difícil, ya que no se contenta a casi nadie. El caballero oscuro: la leyenda renace, no es un alegato a favor del movimiento Occupy, pero que no esté a favor no significa que esté en contra. Los aficionados al «estas conmigo o contra mi» no lo van a entender.
Percibir la critica negativa hacía el conocido grupo activista, dependerá de los prejuicios, de las limitaciones, o de la precipitación a la hora de interpretar la película. La «mala propaganda» que pueda suponer en contra del movimiento será proporcional al grado de identificación de un grupo de terroristas organizado; con la de un movimiento popular, heterógeneo y caótico. Es decir, poca, por no decir ninguna.
Volviendo a las palabras de Christopher Nolan, en la cinta se cuenta una historia teniendo como telón de fondo varias cuestiones políticas de actualidad. En ella, los polis son los buenos, no perfectos pero buenos, como en la práctica totalidad de peliculas de Hollywood. Tampoco vayamos a pedirle peras al olmo.
¿Se realiza apología de un sistema político y financiero corrupto, que es contra el que se opone Bane, aunque con unas motivaciones ilegítimas? Pienso que no. La trayectoria de la trilogía muestra claramente una lucha en contra de la corrupción y el crimen. Es absurdo pensar otra cosa. Que en esta entrega se haga una visión desde otro plano no significa que hayan dado un giro de 180º.
Es posible que esta visión de fondo sea conservadora, no favorable a las revoluciones. Pero, en lugar de difamación, tal vez lo que se intenta en la película es invitarnos a la reflexión.

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